¿Crisis o negocio?

A raíz de las medidas que ha tomado el gobierno de Rajoy en el comienzo de su legislatura, y las que tomó Zapatero a partir de mayo de 2011, tendríamos que hacer una reflexión de a dónde nos conducen tales medidas y qué modelo de sociedad estamos construyendo para nuestros hijos. Se nos venden los recortes como decisiones técnicas (el fatalismo de los mercados), cuando lo que tienen es un claro componente ideológico. Los mismos que nos decían que el estado no tenía que intervenir en la economía están utilizando a éste para salvar las deudas del sector bancario, porque, recordemos, el gran problema de España en materia de deuda es la privada. Los bancos fueron los que hicieron una política financiera irresponsable al maximizar los beneficios a corto plazo mediante la especulación en bolsa, lo que ha producido una transferencia de deuda privada a la pública. Además, el BCE, con el dinero de los estados, presta a la banca ese mismo dinero al 1% y éste se lo presta a los estados al 5%. La deuda soberana es un negocio redondo.
El Estado tiene un problema de falta de ingresos más que de gastos. Los ingresos vienen vía recuperación de la economía productiva (reducción del paro), y aumento de la recaudación fiscal. El gobierno del PP está haciendo todo lo contrario: recortes sin estimular la economía (hasta el FMI ve contraproducente esta política) y una amnistía fiscal de muy dudoso éxito recaudatorio que castiga al contribuyente y premia al defraudador. Y si faltara algo, diez mil millones adicionales de recorte, de los cuales, siete mil millones van a la sanidad. Hacia finales de 2008, un grupo de investigación de las universidades de Cambridge y Yale estableció una clara correlación en Europa del Este durante las últimas décadas entre los créditos concedidos a esos estados por el FMI y el ascenso de casos de tuberculosis: una vez que los créditos se detenían las epidemias de tuberculosis retrocedían. La explicación de esta extraña correlación es simple: la condición para acceder a esos créditos es que el estado receptor tenía que introducir la “disciplina financiera”, es decir, reducir el gasto público, y la primera víctima de las medidas para restablecer la “salud financiera” era la propia salud, es decir, reducir el gasto en servicios públicos sanitarios. Claro, aquí en España, los recortes en sanidad lo van a sufrir las clases medias en vías de proletarización, no esas rentas altas (encima defraudadoras) que acuden a la sanidad privada. Teniendo en cuenta que las grandes constructoras de este país están invirtiendo en hospitales privados para paliar la crisis del ladrillo, la conclusión es que la sanidad privada es un negocio redondo.
Y lo mismo pasa con las pensiones. El FMI ya ha dicho que el “alargamiento de la esperanza de vida es un problema financiero”. A lo mejor este organismo nos propone una solución a lo “Fuga de Logan”, esa serie de TV de los años setenta que “impedía” que nadie tuviese más de cuarenta años, y problema resuelto. No, este organismo habla de capitalizar las pensiones. Los fondos de pensiones privados son un negocio redondo. En definitiva, recortamos servicios públicos, privatizamos y abaratamos salarios y despidos como han hecho en Grecia, para, ¡no acabar como en Grecia! Que alguien me lo explique.