Si es usted de los que piensan que Pedro Sánchez es un ser diabólico obsesionado en conducirse por el camino del mal, lea las líneas siguientes. Si, por el contrario, es de los que piensan que el presidente del gobierno es un referente de la sociedad del futuro, no se pierdan el texto que sigue a continuación. No van a perder el tiempo.
-“ Y bueno, ¿cómo está Pedro Sánchez queriendo quedarse con el monopolio y crear un monopolio del aceite de oliva? Es muy sencillo: destruir la producción de aceite de oliva de España, y, para ello, la mafia del agua le viene muy bien para ayudarle; ha puesto un impuesto muy alto, de forma que no les interesa (a los agricultores) recoger la aceituna y, de esa manera, lo que está haciendo es empleando unos quince millones de euros, que sepamos, en plantar millones de olivos en Marruecos para cultivar sus tierras con sus millones de olivos; allí hay mano de obra barata, prácticamente esclava, y pesticidas prohibidos en Europa, lo que hace la producción de la aceituna muy barata. En Marruecos se recoge, se procesa, se hace aceite marroquí y están llevando lo retoños, árboles pequeños de olivo de España, a Marruecos. Y hablamos, que se sepa, de quince millones de euros de dinero público que se ha llevado a Marruecos. Alguna vez en Marruecos había que ver los Registros de la Propiedad, pues seguramente estarán todos a nombre de Pedro Sánchez, y el objetivo es destruir el aceite de oliva de España para meternos aceite de oliva marroquí en España, a precio español claro, con un margen de beneficio mucho más grande y en ese sentido para quedarse Pedro Sánchez con el monopolio personal del aceite de oliva destruyendo el aceite de oliva en España. Este personaje tendrá muchas (sic) y están haciéndolo con todo, cuando se trata de una multinacional de la nutrición, que está haciendo de las suyas, llámese Carrefour, Mercadona o la que sea, y otras que también hay, pues son mafiosos como el ministro que ha montado el monopolio del tomate, como es Pedro Sánchez que está montando el monopolio de aceite de oliva; también le han dado un montón de millones de euros a Marruecos para que hagan presas, pantanos y embalses mientras que en España están destruyendo las presas y embalses, y (…) se destruye la agricultura y la ganadería y así se crean los monopolios del tomate, aceite de oliva y lo que haga falta”.
El atropellado mensaje que acaban de leer está contenido en un audio difundido en un grupo de wasaps integrado por almerienses y difundido por uno de ellos, supongo que con el objetivo de poner en evidencia el delirio; claro que siempre cabe la posibilidad de que el interés que motive su difusión sea el de acumular más argumentos que demuestren que Pedro Sánchez es, como el diablo del catecismo, un ser rodeado de todo mal sin posibilidad de atesorar bien alguno. El delirio del autor del audio se vería así acrecentado por el delirante interés en multiplica su difusión.
Pedro Sánchez reúne un catálogo de razones para la censura más radical- quienes tienen la generosidad de leer estas Cartas conocen mi actitud crítica con muchas de sus decisiones-, pero la obsesiva persistencia en elevar al paroxismo la descalificación con su forma de actuar y la búsqueda de cualquier disparate para deteriorar su gestión se está convirtiendo, más que en un arma para destruir su imagen, en un aliado de significativa rentabilidad electoral para el socialista.
El PP no alcanzó el 23J la mayoría que todos pronosticaban por muchas razones. Pero una de ellas- y no menor- fue la movilización que produjo en el electorado de izquierdas las extravagantes consignas que circularon por las redes sociales situando el candidato socialista
en el centro de una estupidez ilimitada. El “Que te vote Txapote” o el “perro Sanse”, junto a otros mensajes de extravagancia similar, acabaron movilizando a un sector, quizá minoritario, pero sin duda definitivo, de potenciales electores socialistas que hasta esa última semana se habían instalado en el umbral que separa la duda entre la abstención y el voto socialista. Dicen los ingleses que no hay nada más estúpido que azotar un caballo muerto. Es cierto: nada le va a hacer moverse. Pero tampoco debía olvidarse que la sonoridad del ladrido satisface el desahogo de quien lo lanza al aire, pero, a la vez, despierta a quien permanece instalado en el sopor de la indiferencia.
Sánchez, como cualquier político, es necesaria y manifiestamente criticable y el proceso de negociación con los independentistas va a ser un arsenal de metralla para sus oponentes, ya lo verán. Pero siempre que se haga desde la contundencia de las razones constitucionales. Continuar la balacera desde el disparate o desde el insulto acabará convirtiéndose en un arma que volverá a beneficiarle. Pedro Sánchez lo sabe y, lo que es más importante, sabe utilizarlo a su favor. El eslogan del “Perro Sanxe” es un buen ejemplo de como la bala disparada regresó para herir a quien la había disparado.
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