Un cúmulo de casualidades me permite conmemorar el Día de las Bibliotecas con eBiblio, el servicio digital de préstamo gratuito ofrecido por las bibliotecas públicas españolas.
Un día descargué La Voz de los Valientes, Tarradas Bultó, ambientada en la II Guerra Mundial, donde los personajes se comprometen a luchar contra el nazismo, y facilitar la huida de los judíos hacia España.
Su lectura, coincidió con el ataque de Hamás, me ha constatado que la insensatez no tiene límites, ni fronteras, ni responde a una raza o religión. Las víctimas se convierten en verdugos; los Derechos Humanos no tienen valor; y son los valientes anónimos, con sus gestos, los que dignifican nuestra especie, mientras las elites sin moral nos llenan la cabeza de patria y religión.
Después leí La vida anterior de los delfines, Kirmen Uribe, quien habla de migrantes, ETA, feminismo y pacifismo, partiendo de la leyenda de que los humanos que se enamoran de las lamias se convierten en delfín, y su mundo cambia por completo.
Mi descubrimiento fue la figura de Rosika Schwimmer, activista feminista y pacifista húngara que sufrió la I Guerra Mundial. Creó la Alianza Internacional de Mujeres, para conseguir el voto femenino y ser parte activa del final del conflicto. Henry Ford financió el Barco de la Paz, que recorrió el Mediterráneo para propiciar un acuerdo entre los países en guerra. Fracasó porque el presidente Wilson aumentó el presupuesto militar y la paz llegó con las armas. Desde entonces, una guerra sucede a otra.
La idea del barco es el germen de la ONU. Sus objetivos eran similares a los de la Cumbre de la Paz de El Cairo este fin de semana. Rosika no iba desencaminada, y por eso Einstein apoyó su candidatura al Nobel hasta en 4 ediciones. No ganó.
Solo me queda la esperanza de que las bibliotecas florezcan “tejiendo comunidades”, los valientes no dejen de alzar su voz, o encuentre una lamia que me convierta en delfín.
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