El domingo, en la Plaza Vieja, a las 12

¿Quién te ha visto y quién te ve, Santiago? Parecías un hombre de orden y te has apuntado a la desordenada revuelta de tus cachorros, jóvenes testosterónicos que confunden la democracia con un colegio mayor en San Alberto. Abascal cierra el círculo de la peor etapa política en España desde 1978 y le da la mano a Pablo Iglesias, que era ya diputado cuando animó y justificó a miles de ‘antisistema’, que lanzando traicioneras vallas a los policías, intentaban impedir la investidura de Rajoy. “Rodea el Congreso” lo llamaban. Los escraches de Podemos entonces son los de VOX ahora ante las sedes del PSOE; son los mismos populistas con distinto bozal. “A la Policía les pedimos que no cumplan órdenes ilegales en caso de que vuelvan a producirse”. Esta frase desacredita a Abascal como político para siempre. Solo un juez decide si son ilegales las decisiones políticas. ¿No es eso por lo que protestas, Santi?   

Lo triste es que VOX ha vuelto a salir en ayuda de Jim Sánchez Jones, a salvarle su bamboleante glúteo, cuando más exhibía su desnudez y más se dejaban ver las grietas de su pulsión por el poder y la mentira. Y ya que el PSOE se ha convertido en una secta, estas grietas son necesarias para que la luz se filtre y llegue a las poseídas entendederas de sus fanatizados seguidores. La ha visto ya el hermano de García Page, que ha roto su carné.  Pero ahí está, siempre atento, Abascal para que los periodistas hablen más de que la calle Ferraz parece la incendiada diagonal de Barcelona en 2019. Si el presidente de VOX siguiera en política siempre podrá convencer a Sánchez para que sus ‘kaleborristas’ de chaleco y brillantina sean  amnistiados junto a los de Puigdemont.  Mientras, nos vemos en la Plaza Vieja, el domingo a las 12.