Choque de trenes

La investidura socialista de Griñán en Andalucía representa mucho más que un accidente ferroviario. Es el encuentro del sistema neoliberal urdido por el Gobierno de la nación frente al modelo social que garantiza, o creemos, todavía lo público. No van a faltar erizadas intrigas desde la oposición, en este caso desde la derecha. Dirán que el programa de la coalición es más de lo mismo ocultando una vez más el verdadero origen de la crisis. Dirán que es imposible el entendimiento entre comunistas y socialistas sobre todo si se les cerca de un alambrada de dificultades presupuestarias. Sin embargo en Francia, que lleva alguna delantera, están pensando desbancar a Sarkozy como modelo periclitado que se está cargando el estado del bienestar y abarrotando las plazas públicas de inmigrantes y parados. Parece abrirse paso, pues, entre grandes economistas la teoría de que recortes sin crecimiento es un camino cegado sin salida y es significativo el guiño de la Merkel ante la posibilidad cercana de que Hollande gane las elecciones. En realidad, la gran cuestión que subyace en Europa es saber si la igualdad de oportunidades, logro de la izquierda durante lucha de siglos, está mejor resguarda mediante privatizaciones (recortes, impuestos, tasas académicas, copagos farmacéuticos, desahucios, amnistía fiscal, despido barato etc) que con la solidaridad. Las clases adineradas siempre han despreciado lo público porque ellas siempre se movieron mejor entre privilegios: colegios concertados, medicina privada, seguridad personal. Basta ver con qué desprecio hablan de Papá Estado Sin embargo habría que ver qué seria del ciudadano corriente y moliente sin la garantía de lo público. Hay quien solo busca del Estado el derecho a enriquecerse y por algo chocan los trenes.