Ecologismo, teselas y bellotas

El grupo del Levante Almanzora de Ecologistas en Acción celebra unas jornadas denominadas “El ecologismo, el modo de entender el mundo y el motor del futuro”, y tienen mucho que ver con las protestas callejeras que estamos sufriendo.

Vivimos en el convencimiento de que el dinero mide la felicidad, centrados en las teselas sin importar el mosaico final, que cada vez se desdibuja más y más, y no muestra belleza ninguna, nada más que descoordinación e individualismo. Damos más importancia al árbol de nuestro jardín, que nos da sombra, alimento, deleite, que al bosque, al ecosistema, a las relaciones entre especies y con su entorno, que es realmente lo importante, lo que permite la vida en la Tierra. 

En las jornadas se debatirá sobre la necesidad de planificar, de pensar el mosaico que queremos crear, el bosque que dejaremos. Hay que diseñar las teselas para que encajen suavemente, sin forzar, y saber elegir las semillas que conformarán el bosque social, desechando los jardines globalizados con los que confundimos la naturaleza. 

Es una pena, una victoria del sistema, que la palabra ecologista se relacione con problemas, con gente que frena el desarrollo y pasa el día poniendo piedras en el camino. Cuando es todo lo contrario. La ecología social busca encontrar ese modelo en equilibrio, donde el ser humano, y las sociedades en las que se relaciona, se desarrollen conservando el entorno en el que vive, que es lo sustenta todo lo demás. 

El futuro pasa por cambiar el modelo, y depende de nosotros. De forma individual tenemos una fuerza infinita, somos la palanca que nos enseñó Arquímedes para mover el mundo, solo necesitamos el punto de apoyo, que las políticas se hagan con ese propósito, para defender el bien común, la justicia social y la igualdad entre todos.  Por eso apuesto por la ecología social, por eso soy educador ambiental, y aunque a veces diga lo contrario, ecologista.