Unidos por la música

Ana Mar lanzó un mensaje muy claro: unidos por el flamenco y, cómo no, por la navidad

Beatriz Torres
00:17 • 21 dic. 2023

Lo mejor que me ha sucedido es pasar veinticuatro horas sola y libre por Almería. No encontré ni un rinconcito libre para tomar algo en el Bahía al mediodía, así que me fui al restaurante marroquí Almedina Baraka y allí me sirvieron un cuscús con verduras y un gran vaso de zumo de naranja con remolacha y jengibre, pasión baraka se llama y no es para menos.



Con este alimento divino me quedé más que satisfecha y subí a la Alcazaba, ese inmenso espacio natural y arquitectónico, para disfrutar del sol y de todas sus vistas, incluido el mar. Un mar que esa tarde aparecía como un puzle de diferentes azules. 



Bajé a la Guajira cuando brillaban los últimos rayos del sol. Siempre me gusta estar en su terraza y mirar hacia todos lados. A las seis había una Jam Poética en la que me hubiera gustado participar, pero a las seis y media empezaba en la Plaza de las Velas una zambomba flamenca y no me la quería perder. 



La zambomba flamenca corría a cargo de la compañía flamenca Antonio de Quero. Todo el grupo estuvo fantástico. Ana Mar, la encargada de comunicarse con el público, lanzó un mensaje muy claro: unidos por el flamenco y, cómo no, por la navidad. Las bailaoras Inés de Inés y Suleima me rompieron el corazón de percibir tanto arte. 



Qué sería del flamenco sin los gitanos. Ahora estoy en condiciones de afirmar como Raúl Quinto en la presentación de su novela, “Martinete del rey sombra”, que España es gitana, sobre todo Andalucía, y dentro de ella lo más oriental, Almería



A la mañana siguiente, después de tomarme un té moruno exquisito, con una tortita con miel en la terraza del Baraka, subí de nuevo a la Alcazaba hasta su tercer recinto para ver actuar al Coro Guajira Camina, un ejemplo de integración intercultural e intergeneracional del que me gustaría formar parte. 





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