A quién votan los periodistas almerienses

La B le ganó a la V y los periodistas de Almería ya tienen nuevo presidente que llevarse a la boca - el XVII-  en un tiempo movedizo, en un tiempo líquido para la profesión (siempre lo ha sido, por otra parte). Es Bretones el vencedor in pectore, a falta del refrendo que llegará en los próximos días tras la revisión de votos que ha solicitado su contrincante Verdegay. Muy pocas veces en la historia de esta Asociación nonagenaria se han presentado dos candidaturas: estos cargos no llevan paga y nunca ha habido empujones por estar al frente, y menos veces aún, el resultado de la urna gacetillera ha sido tan igualado: 50 votos frente a 48, a falta de tres papeletas por dilucidar que han sido reclamadas por el hasta ahora perdedor y que podrían dar un vuelco. Aunque, sinceramente les digo que no parece que vaya a ocurrir y Verdegay tendrá que calentar banquillo.

Lo que demuestra el desenlace de estos comicios de ‘la canalla’ frente a la Iglesia de San Sebastián, frente a dos Granados y un Pepillo, es que las sensibilidades en el gremio están muy divididas y que, a pesar de los pesares, de las hostias que recibe a diario la profesión, la ilusión no está perdida del todo: más del 70% del censo de periodistas asociados considera que votar sirve para algo, que algunas cosas quedan por hacer en este batiburrillo en el que se ha convertido este empleo/trampa, que aún merece la pena seguir ahí. Bienvenida esta rivalidad por abanderar la bandera que clavó por primera vez Ginés de Haro en 1931 en la calle Reyes Católicos. Y que se siga la estela de aquellos fundadores que la enlucieron:  Guillermo Rueda, López Suárez o Quílez; o  Falces, Blanco o Grijalba años después. En una singladura de 90 años siempre hay luces y sombras, pero si una casa es fuerte, también son más fuertes sus inquilinos. Que se celebren asambleas, que se rindan cuentas anuales y mucha suerte a la nueva directiva, que será la de todo el gremio, un gremio menos corporativista de lo que parece, más dado a pellejerías de lo que parece, que come más carne de perro de lo que parece, un gremio que necesita más que nunca que alguien lo ampare.