Miedo

El miedo es un viejo recurso en la comunicación política para provocar la movilización. Se encuentra dentro de las emociones más básicas del ser humano y se recurre a él cuando se pretende inculcar desasosiego y desconfianza. Y eso es precisamente lo que ha intentado la izquierda y la ultraizquierda de Almería solicitando un Pleno extraordinario sobre la declaración de agua no apta para el consumo en los barrios de Castell del Rey y algunas zonas de Pescadería.

Intento fallido porque la realidad y la razón se han impuesto a la ficción y a la manipulación de quienes, como el Psoe y Podemos, pretendían crear un clima de alarmismo sin base alguna para obtener réditos políticos. Porque los vecinos de ambos barrios pueden estar tranquilos, ya que en ningún momento su salud ha corrido riesgo alguno. Nunca es nunca.

Desde el momento en el que la autoridad sanitaria nos comunicó la situación el pasado 15 de diciembre, el Ayuntamiento adoptó las medidas necesarias, informando a los vecinos con total transparencia y  suministrando agua potable a través de camiones cisterna a las zonas afectadas al tiempo que se estudiaba una solución definitiva, que pasa por una inversión de más de 780.000 euros para llevar a cabo una compleja obra, ya que casi el 60% del canal discurre por debajo de las montañas y ha habido que contratar material específico y consultar con expertos en minería.

Unos trabajos que ya hemos comenzado para instalar una tubería de casi 7 km de longitud que nos permita en unos tres meses llevar agua desalada a ambos núcleos, como ya tiene el resto de la ciudad gracias a la inversión de más de 12 millones de euros por parte de la Junta presidida por Juanma Moreno. Y es que si no llegamos a tener la conexión entre los depósitos de La Pipa y San Cristóbal, que llevábamos reclamando a los gobiernos socialistas desde principios de los años 2000 y que ha tenido que ejecutar el PP, la situación habría sido mucho peor.

Mientras unos recurren al miedo, otros aportamos soluciones.