El PSOE de Mojácar apunta como gasto desproporcionado la visita de varios escritores. Para desprestigiar al equipo de gobierno realiza una crítica que no está mal traída, pero se equivocan al acusar a los autores de elitistas y de inflar su caché, en lo que entienden como un acto publicitario más que cultural.
Lorenzo Silva se ha defendido del linchamiento público y gratuito, aclarando que de la púa de 3.630 € que le adjudican, no ha recibido nada, salvo los gastos de desplazamiento y manutención para él y Noemí Trujillo.
Aquí es donde está el meollo del asunto, porque los socialistas afirman que las facturas pagadas por el consistorio han sido a un medio de comunicación encargado de traer a los autores. El intermediario, al que curiosamente no nombran.
Son los intermediarios la herramienta de los políticos para conseguir y devolver favores, financiar partidos, obtener sobres para pagar la boda de sus hijas o satisfacer sus fantasías sexuales. Solo hay que tirar de hemeroteca.
La culpa no la tiene el emprendedor-amigo- intermediario, sino el político, que divide el presupuesto en pequeñas cantidades para no hacer una licitación. Para otros servicios, culturales o no, sí que hacen licitaciones estrambóticas y elevadas, a las que solo pueden presentarse grandes empresas, donde no importa la calidad, solo el presupuesto más barato. Y la temeraria bajada en el precio, sin disminuir beneficios, siempre va en detrimento del artista que realiza la actividad.
Si quieren proponer algún cambio interesante, que garanticen que cuidarán y valorarán a los que generan cultura, no a los que la prostituyen. Que no tengan la desfachatez de escudarse en la Ley de Contratación Pública, porque la trampean cuando les interesa. Y sobre todo que dignifiquen y respeten a sus técnicos sin imponerles intermediarios autodenominados expertos por leer las listas de los más vendidos y subcontratar, a la baja, a artistas.
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