La isla deforestada en el mar de plástico

El CEIP La Canal de Vícar celebró el Día de la mujer y la niña en la ciencia invitando a una de las mejores botánicas del país, y vecina ilustre, Vicky Schwarzer. Su elección no fue al azar, sino porque su patio, seña de identidad, frontera, pulmón, ha sido talado a traición, sin negociación ni promesas de curar sus heridas. 

La excusa es la seguridad. Los vientos de noviembre derribaron un árbol, y por precaución cortaron por lo sano varios más. La verdadera razón es que las raíces, la sombra y los pajarillos molestaban al vecino invernadero.

Así funcionamos, la rentabilidad económica está por encima de la salud de las personas, el planeta y la educación de las generaciones futuras. Las bonitas palabras, pensarán los alumnos, son engañabobos, un placebo para apaciguar nuestra mala conciencia por devorar la naturaleza.

Para sobreponerse y darle sentido a la palabra educación, en su lugar han imaginado el Jardín botánico Canalero, con aromáticas que devuelvan el color, la belleza e insectos que atraigan de nuevo a los pájaros y ayuden al vecino a combatir sus plagas. 

Vicky, mientras ardía de nuevo la Sierra de Gádor, les dio las razones para hacerlo, les prometió ayuda para diseñarlo y cuidarlo. Ahora necesitan las plantas y el abono, que arreglen el bordillo roto para sacar las raíces y les garanticen que no lo destrozarán con excusas baratas. Que demostremos que queremos dejarle un mundo mejor, que los invernaderos no son los enemigos, ni las escuelas guarderías, sino motores de cambio y que trabajando juntos somos más fuertes.

Recojamos su mensaje lanzado en una botella, y echémosle una mano para no dejar que su colegio quede como una isla deforestada en un mar de plástico, sino que sea un jardín, su segundo hogar. Un puerto donde volver cuando se sientan naufragar para recomponerse, recuperar el ánimo, el aliento, los recuerdos y, grabadas en Radio La Canal, las voces de su infancia.