El libelo de estilo del PSOE

Una de las mayores suertes, acaso la única, que tienen los concejales del PSOE en el Ayuntamiento de Almería es que los que se sientan al otro lado del plenario no son como ellos. Ni mucho menos. Verán: resulta que uno de los siete ediles socialistas (siete de los veintisiete miembros de la Corporación) ha sido durante muchos años miembro de la Junta Directiva de una comunidad de regantes cuyo presidente acaba de ser condenado a tres años de cárcel por delitos medioambientales. No entraré en nombres ni en juicios de valor, pero lo cierto es que el condenado admitió haber distribuido aguas no depuradas para riego y consumo, poniendo de ese modo en riesgo la salud de muchos almerienses. No estoy diciendo que el concejal socialista fuera cómplice o estuviera al tanto de esas irregularidades. Lo que quiero decir es que, conociendo el hierro, si un concejal del PP hubiera estado en esa misma situación, los socialistas no habrían dudado en aplicarle su libro, o más bien libelo, de estilo: un torrente de tuits insidiosos, exigencia de explicaciones a la alcaldesa, la correspondiente denuncia con fotito de grupo a las puertas del juzgado y alguna columna furiosa contra el oscurantismo del equipo de gobierno. Y no exagero. Esta misma semana, los socialistas han querido proceder judicialmente contra la alcaldesa y una concejal del PP por presuntas irregularidades en los cementerios y cuando el juez ha desestimado su intento al no apreciar delito, han anunciado que lo recurrirán. No olviden que hablamos de los mismos que llegaron a atribuir un parentesco falso al anterior alcalde para sembrar dudas sobre el nombramiento de una técnico municipal y que incluso llegaron a manipular un vídeo para inventarse que el Ayuntamiento había invitado a salir a la gente a la calle a contagiarse en plena pandemia. Así son ellas y ellos. Tienen la suerte de que los del PP no se les parecen. Aunque a veces uno piense que en realidad la suerte la tienen los del PP.