Pretendía escribir un monólogo sobre el hombre de moda antes de que Piqué haga el documental o el remake de Rocky, pero no me atrevo. Si me mire como al australiano antes de jugar a romperse las cejas y los labios, me hago un Jesulín y 13 y me meo toa, toa.
El truco para conservar la nariz y los dientes es no dejarse llevar al octógono si va en pantalón corto. Si va de traje, respira. Son más peligrosos sus correligionarios, que tienen menos respeto por las normas y lo idolatran como a su simpático Caudillo. Por eso desokupan con la camisa nueva.
Le gusta el futbol. Supongo que porque nada más llegar al país, ganamos la segunda Eurocopa, lo primero que aprendió fue el cántico de “yo soy español, español, español”, y eso, con 15 años, no se olvida. Además, quiero creer que lo de Matador es por Kempes que jugó en el Hércules de Alicante, y no por mezclar también la cultura con sangre y tortura.
Tiene buena sintonía con el presi del Bernabéu. ¿Se tratan de tú a tú, de soñador de la superliga al de un supercombate?, ¿de maestro a aprendiz?, ¿de titiritero a títere?, ¿o entrena a Valverde y Vinicius?
Floren lo ha presentado en sociedad. A la prensa para blanquearlo como superhéroe, y a los que firman los papelitos para llevar a cabo sus negocios, perdón, sus sueños. A todos les deja su cinturón, menos al rojo de la Moncloa, hasta que no le da un DNI, aunque insinúa la policía que no cumple los requisitos. A ver si cuando le partan la cara, y se junte con el potro de Vallecas, lo tratan con tanta admiración.
No consigo enmascarar con el humor, hay que valer, mi repulsión por lo que representa Ilia, la vergüenza de ver a los políticos babear, a los periodistas falderos vestir la violencia como deporte con valores, y a la gran masa ansiosa por comprar un producto que enriquece a unos cuantos y humilla nuestra inteligencia y humanidad. El capitalismo más atroz: pan y circo, opio y vaselina para el pueblo.
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