El filósofo y sociólogo francés Jean-François Lyotard dijo que “La educación es el arte de hacer visibles las cosas invisibles”, y se manifiesta en las caras del alumnado al aprender algo nuevo y sienten la emoción del descubrimiento, y es que sin emoción no hay aprendizaje real. Pero todo arte requiere de medios que lo fomente, lo mejore y lo mime.
El 2 de mayo celebramos el día internacional contra el acoso escolar, y los datos que arrojan todos los estudios son desoladores, 1 de cada 5 personas sufre acoso escolar.
Fallan los protocolos y la prevención. La masificación y la burocracia en una sociedad con más frentes abiertos que nunca, con problemas magnificados por las redes sociales, lo hace inviable. Ahora, recién realizadas las pruebas de diagnóstico, comenzarán los rankings, pero no aparecerán junto a ellos las ratios y lo que se invierte en cada país.
En Andalucía, se pone en marcha una simplificación administrativa, pero al personal docente se le sobrecarga de burocracia que dificulta la funcionalidad. Aquí, la simplificación para Moreno Bonilla es eliminar unidades educativas. Se necesita bajada de ratio, presencia de dos profesores por aula y eliminar burocracia, sólo así podremos atender a la persona acosadora, quien quizás imita patrones o solo sabe llamar así la atención, y a la acosada, para dotarlos de herramientas que les hagan sentir bien y capaces de dar el paso para que lo invisible deje de serlo. Esto es clave para conseguir una buena educación que nos lleve a confiar pues, como argumentó Confucio, “La educación genera confianza. La confianza genera esperanza. La esperanza genera paz.” Y es que no solo de ingenio vive el arte, tampoco el arte de educar.
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