Día Nacional de nuestro Gran Líder

Por fin somos dichosos los españoles al tener un líder mundial y no ese patético Felipe González que ya solo ha quedado para El Hormiguero. Me manifesté contra él en los años 80; éramos unos cuantos cientos de universitarios que queríamos boicotear el homenaje en el Hospital Real a un tal Willy Brandt. ¡Sabríamos nosotros que el alemán era un fascista! Ahora comprendo a muchos antiguos cargos del PSOE que reniegan hoy de los fachas de Felipe y Guerra, pues fueron engañados para cobrar grandes sueldos bajo su estela política. Normal que ahora los repudien. Nunca ha pintado nada España en el mundo. Felipe fue el felpudo de los imperialistas yanquis para la conferencia de paz de Madrid en 1991 en la que el bajito Shamir dialogó con Arafat. Todo fachada.

Menos mal que ahora tenemos a un político con talla internacional para poner de verdad las cosas en sus sitios y si tienen que caer los judíos al Mediterráneo, que caigan. Con la sagacidad de Ghandi, el determinismo de Churchill, el arrojo de De Gaulle, el compromiso de Roosvelt, el idealismo de Kennedy, el aguante y espíritu reconciliador de Mandela, dios bendiga a nuestro Pedro Sánchez, que ha comenzado a llevar la paz a Oriente Medio. Lo importante son los principios y nuestro Pedro ya había demostrado con los saharauis que los tiene. Su figura estos días es heroica, al plantarse y frenar a la “laderechaylaultraderecha” que nace en Génova y se expande por Europa y cruza el charco hasta Buenos Aires. Con qué carga de valores ha defendido Sánchez la dignidad de España frente al loco argentino. Para él es fácil, ya lo había hecho antes con Bildu en Pamplona o con Puigdemont. Y precisamente el día de hoy pasará a la historia como el gran día festivo nacional del Gran Líder.