La culpa es de La Tertulia

El estrado estaba montado en Ferraz, pero la evidencia del mal resultado electoral nos privó del show de Pedro and the Pedrettes coreografiando la derrota. Admito que sentí no volver a disfrutar de la vicepresidenta Montero y de su jovial palmeo, al que sólo falta una pelota y una sardina. Pero no había mucho que celebrar. Así que Pedro, el del love feroz, prefirió recuperarse acudiendo a su hammam televisivo favorito a recibir una entrevista a cuatro manos en la que, para intentar pasar página, anunció que está dispuesto a poner a dedo jueces y cerrar medios incómodos. No es poca cosa eso. Y mientras tanto los masajistas, con los dedos chorreando deontología, asentían complacidos. Ya es muy difícil desmentir la pulsión bananera de un gobernante que considera papel mojado a la Constitución, que desprecia la separación de poderes y que no soporta la libertad de prensa. Hay que comprender que si tienes en los tribunales a tu mujer y a tu hermano, lo normal es preferir contar con jueces bizcochables y no tener que leer o escuchar críticas. Asumible desde el punto de vista humano, sí, pero democráticamente repulsivo. Y lo peor es ver que ese estilo totalitario se extiende ya por todas las sucursales del sanchismo. Los socialistas almerienses, que han vuelto a cosechar otra derrota de esas que te dejan más planchado que al coyote de Correcaminos, se han instalado en un bucle censor y exigen el cierre del programa “La Tertulia”, de Interalmería TV. Tiene su lógica. Desde que se emite, el PSOE ha perdido todas las elecciones. Así que ya está identificada la causa de sus padecimientos. Pero la posibilidad de que sus candidatas y candidatos ilusionen menos que un polvorón en el desierto o que su catálogo de argumentos no sepa salir del guerracivilismo, la turra elegetebeí y el pronóstico de la catástrofe, tampoco parece haber pasado por su cabeza. ¡La culpa es de La Tertulia! Y nada de ir allí a defender puntos de vista, que eso cansa. Que la cierren y punto.