¿De qué murió la cabra?

A lo que en realidad huele todo esto es a trola de campeonato

Ejemplar de gacela fallecido en la Finca Experimental La Hoya de Almería.
Ejemplar de gacela fallecido en la Finca Experimental La Hoya de Almería. Europa Press
José Fernández
09:55 • 28 jun. 2024

Todos los que hayan viajado en un autobús escolar saben bien de qué murió la cabra, pero lo que no sabemos todavía es la causa de la muerte (nunca fallecimiento) de las famosas cuatro gacelas que se han colado de un brinco en la copla informativa almeriense. Y es que el cantar de los cantares que nos ofrecen ahora las redes sociales y los medios que se empeñan en imitarlas, nos habla de estos animalitos de un modo que ni el Rey Salomón cuando miraba los pechos de su amada y veía dos gacelas pastando entre las rosas antes de ponerse escalar la colina de las suaves fragancias. Pero a lo que en realidad huele todo esto es a trola de campeonato en cuya elaboración se ha contado con tres factores de éxito: el psicodrama que el animalismo monta siempre en las redes, el interés de una oposición municipal centrada en el escaparatismo y la persistente manía de algunos periodistas de no hacer(se) preguntas. ¿Cómo es posible que se esté dando por bueno que los recitales de un festival de música étnica hayan causado la muerte de esas gacelas? La ciencia no puede ofrecer una explicación completa de la realidad debido a la existencia de límites fundamentales en el conocimiento. Hay situaciones que pertenecen al dominio de la ciencia pero que están fuera de su alcance. Por ejemplo, determinar que la muerte de los animales se debe al sonido de un recital y no, por ejemplo, al estrés causado por el hacinamiento que padecen en un espacio que, desde 1989, es considerado como inadecuado por sus propios gestores. Y eso por no hablar, en relación a los decibelios asesinos, de todos los años de conciertos en la Alcazaba o del bosque de altavoces vecinales que allí suenan día y noche. A ver si la ciencia explica que unas músicas hagan bailar y otras maten. ¿Alguien ha preguntado el número de gacelas muertas al año o el porcentaje de viabilidad de sus partos? Son cuestiones que quizás convendría revisar antes de ponerse a triscar por los titulares. 










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