La Almería invertebrada de Broncano y Pablo Motos

Para nadie es un secreto que la provincia de Almería tiene un particularismo que se llama El Ejido. Como una nación dentro de otra nación. No se falta a la verdad, tampoco, si se afirma que entre la capital de la provincia y la capital del invernadero hay una relación de rivalidad con claroscuros: en el fútbol, en las infraestructuras, en el reparto de cargos políticos, en El Corte Inglés; no se falta a la verdad si se dice que El Ejido es un caso aparte en esta tierra de Urci, y que no está claro si ese sentimiento de distancia es heredado de su madre Dalías o germinó en el campo, entre tantas familias campesinas llegadas muchas de ellas en aluvión de la alpujarra granadina.

Ayer El Ejido cumplía 42 años como municipio independiente -justo cuando España fracasó con su Naranjito- pero para nadie es un secreto que parece más independizado de Almería que de la propia Dalías. El fielato del Cañarete separa, pero a unas ciudades más que a otras. Pocas provincias tan pequeñas, a veces parecen tan distantes, a pesar de nuestro padre fundador Javier de Burgos o de aurigas de la Diputación como Tomás Azorín; qué une un siglo y medio después del bautismo de la provincia a Adra y a Pulpí.

José Ortega y Gasset hablaba hace más de un siglo de la España invertebrada y a día de hoy para nadie es un secreto que esta provincia -y nos perjudica mucho- sigue siendo una Almería invertebrada. Si Castilla hizo a España, la ciudad de la Alcazaba nunca hizo provincia. No es un secreto para nadie que El Ejido – un porcentaje de ejidenses mejor dicho- no se siente parte de un todo provincial. No tiene -nunca ha tenido- la misma involucración en los hechos provinciales El ejido que Roquetas. Almería -la ciudad- no comparte los sentimientos de El Ejido y viceversa. 

Viene esto a cuento del intento de Coexphal y de la Mesa del Tren por implicar al Poniente en el futuro AVE a través de unas jornadas de divulgación. Sería poco concebible que El Ejido no apueste por el futuro Puerto Seco de Níjar para el transporte de casi cuatro millones de toneladas de frutas y hortalizas a Europa porque la infraestructura no radique en su municipio. Gente como Francisco Espinosa, Juan Antonio González, Jesús Barranco, Serafín Mateo o Juan Callejón -afrancesados en el sentido decimonónico- tienen mucho que hacer en esa labor didáctica para evitar que Almería siga pareciendo Pablo Motos y El Ejido David  Broncano.