Casuística

Casuística

José Luis Masegosa
22:46 • 10 jun. 2012

Mañana se cumplirían ciento dieciocho  años del nacimiento de Leonor Izquierdo,  el malogrado amor de Antonio Machado con quien se casó en el templo parroquial de Santa María, en la castellana ciudad de Soria. Noches atrás me hablaba Julio Alfredo Ergea de su presencia, en Baeza, en uno de los muchos actos programados para conmemorar el centenario de la  llegada a la ciudad jiennense del autor de “Soledades”. Don Antonio Machado vive este 2012 en varios centenarios: Se cumplen cien años de la muerte de Leonor Izquierdo -1 de agosto de 1912-, hace cien años que se publicó “Campos de Castilla”, una de las magnas obras de nuestra Literatura, en la que magistralmente se describe el paisaje y paisanaje castellanos; y cien años atrás partió de Soria  tan digno representante de la Generación del 98. Un tricentenario que, además de relevantes congresos, encuentros y otros fastos, va a contar con “Cien años después. Antonio Machado”, una película para la que ya se buscan en Soria adolescentes que encarnen la figura de Leonor, que a saber: ha de tener entre  trece y dieciséis años, no ha de ser muy alta, tampoco ha de estar muy desarrollada , pero sí ha de ser desenvuelta y responsable.


La sincera querencia a don Antonio me llevó estos días a imbuirme en la  amena y excelente biografía que  sobre él publicó el pasado año el hispanista Ian Gibson y a releer y gozar con algunos textos del desaparecido catedrático de francés. Anduve pleno en la excursión realizada por el poeta a las fuentes del Duero, a la cima de Urbión y a su descenso hasta la Laguna Negra, tierras malditas que según confesaría el escritor le fueron presentadas por un campesino: “Por aquel sendero se va a las tierras de Alvargónzalez; campos malditos hoy; los mejores, antaño, de esta comarca”.  Después de una primera versión en prosa del relato, que también se publicó cien años atrás, el  romance vería la luz tres meses más tarde en “La Lectura”. El poema cuenta una historia brutal de un crimen por herencia. En estas cuitas andaba cuando me asaltaron las lecturas de antaño de este mismo texto, y de cómo, bastantes años después, llegó a mis manos un amplio y extenso romance de un aficionado popular y cuyo titulo alude a referencias  de aves. Este romance cuenta en vocablos más ripiosos una historia  que es fiel retrato de la acaecida en las tierras malditas de Alvargónzalez, pero que en este caso el escenario  rural era almeriense y el suceso encontró amplio despliegue en los medios provinciales de la época, la década de los cincuenta. Evidentemente, don Antonio acuñó mucho antes su romance que el fundamentado en tierras almerienses. Comprendí, entonces, que la casuística también existe.







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