Supongo que ya podemos hablar de rescate. En estos siete meses que han transcurrido desde las elecciones generales, nuestro Gobierno nos dio un curso completo de "nene, caca, esas cosas no se dicen". No hace tanto tiempo que nos hablaron de que no subirían los impuestos, ni tocarían el IVA. Hoy resulta un problema para el ama de casa saber qué cosas no subirán.
No es extraño, por tanto, que también suba nuestra desconfianza hacia los personajes que rigen nuestros destinos. De este modo, si llamásemos suspiros a las promesas que no se cumplen, no tenemos más remedio que llamar susurros a lo que viene de abajo. Susurran amargamente los mineros encerrados en la oscuridad de sus amenazados puestos de trabajo con agotadoras caminatas hacia la capital de España. Susurran los médicos acostumbrados a calmar el dolor y hoy dolidos también ellos por los recortes. Susurran profesores y estudiantes por la subida de tasas y matrículas que nos llevan otra vez a una sociedad clasista de enseñanza concertada.
Susurran los investigadores para quien la ciencia comienza a depender del invisible poder financiero y en consecuencia el mundo va siendo cada día más oscuro. Susurran los parados, quien lo iba a decir, con el alto rédito electoral que le sacó Rajoy a esta desgracia del sistema. Suspiran los enfermos y viejos dependientes que tendrán que apoquinar el copago, el repago y el capricho señoril de la ambulancia. Mientras todos estos susurros vayan separados y no tengan conexión con unos con otros, bueno va, pero como se arme la marimorena y todo España sea un clamor, este Gobierno tendrá que dimitir, a pesar de su mayoría absoluta.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/29019/suspiros-y-susurros