Refugios

Refugios

José Luis Masegosa
22:28 • 08 jul. 2012

La vida está llena de espacios y de rincones adonde acudimos según nuestras necesidades. No siempre estas ubicaciones físicas están al alcance de cada cual, por lo que nuestra existencia guarda también numerosos espacios inalcanzables, rincones perdidos que nunca encontraremos y cuya ausencia nos causará cierta frustración, una sensación de impotencia que solo la sustitución del lugar anhelado por otro tangible aliviará ese sentimiento de fracaso. Es decir, que no siempre nos vamos a encontrar en el sitio que más nos satisfaga, en el paisaje más deseado o en el medio que más nos seduzca, entre otras razones porque en muchas ocasiones no sabemos a ciencia cierta dónde se encuentra ese “paraíso” que tanto nos atrae , y en caso de saberlo siempre hallaremos obstáculos insalvables, dificultades imperiosas que nos impedirán acceder a esa cápsula vital. Sin embargo, también es verdad que en los casos que conozco en los que cada cual se encuentra en el lugar deseado siempre aparece un pero, un sí, pero…., una preposición que los demás intentamos eliminar o al menos aliviar para complacer la fortuna de quien tiene la suerte de hallarse en su espacio, en su rincón, en la esquina de su mundo al que nunca querrá renunciar. Frente a la ventura de los afortunados que han sabido y podido ubicarse en sus espacios está la mayoría de quienes habitan en donde el azar y, sobre todo, las propias circunstancias han situado. Son lugares, ciudades y pueblos que pueden gustar o no, satisfacer o no, pero destinos irrenunciables que habrá que aceptar.


La búsqueda del espacio


Dicen los entendidos que la capacidad de adaptación del ser humano es muy flexible, que antes que nunca siempre nos adaptaremos al medio. Seguramente será así, pero también es cierto que quien puede alterna su primera residencia con una segunda, por no incidir en quienes quieren y pueden tener una tercera y hasta una cuarta residencia. 




La geografía provincial  es y ha sido espejo de la incansable búsqueda del hombre por encontrar su espacio, por dar con un lugar que responda a las exigencias personales de quienes no se han hallado en sus lugares de procedencia. La poblada colonia de ciudadanos extranjeros a lo largo de los pueblos y rincones almerienses es más que un botón de muestra. No extraña encontrar entre éstos a tipos de valía personal e intelectual que en la búsqueda de su personal paraíso dieron con algún recóndito y  privilegiado paraíso rural ( ahora que la Real Academia ha eliminado la acepción tosca y peyorativa del término) que les cautivó desde el primer momento. Muchas comarcas de Almería acogen desde hace años a varios miles de estos nuevos vecinos que se han integrado en nuestra comunidad y que no se han asentado aquí solo por razones laborales, climatológicas o de salud,  sino porque han descubierto lo que buscaban: un refugio de la civilización y, a veces, de sí mismos.


 




 





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