Si trazáramos un arco desde el 20-N hasta hoy quedaríamos asombrados del descenso a los infiernos que en tan poco tiempo ha sufrido la clase media trabajadora. Rajoy subió ayer a la tribuna del Parlamento para anunciar otra serie de recortes insufribles después de los tijeretazos sangrantes que ya llevamos.
Sube el IVA, se cargan la paga navideña, se alarga la jornada laboral de los funcionarios, recortan el sueldo a los cuidadores de los dependientes. En fin, más leña al mono. Mientras media España se pone de pie protestando, en el exterior aplauden la permanencia del sistema neoliberal que nos ha llevado al hoyo. Ya no vale la pena recordarle a Rajoy sus promesas electorales por las cuales ganó la elecciones.
Entonces parecía la solución, el remedio providencial de tanto parado. Hoy a la vista de que hay más parados que nunca, ya no le queda otro recurso que denunciar la herencia recibida. Pero la verdad de la buena es que en Europa gobierna la derecha y que este país está ya prácticamente intervenido con un deuda que hipoteca nuestra vida para largo. El presidente dice que así saldremos de la crisis sin estar demasiado seguro porque hasta el momento los recortes nos han colocado aún más en la cuesta abajo infernal que conduce al hambre. Asi que, parodiando a Dante, quienes entren en el desempleo, si es que no están ya, que pierdan toda esperanza. Los prestamistas ponen drásticamente sus condiciones. Sabemos que esto no gusta a Rajoy porque resulta impopular para un partido popular, pero sin embargo él no para de atizarle al mono.
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