A quienes escribimos sobre calamidades sociales, sin pasar por fortuna por ellas, no nos queda otra cosa que imaginarlas- Tómese al menos como una pequeña contribución al dolor de los se quedan sin casa por la avaricia inmisericorde de las bancos. Hay escenas que inhumanas. No en vano el pueblo se levanta contra lo establecido. Ese guardia, hijo del pueblo, que vive por un sueldo que ahora también recortan, tiene que forzar la marcha de una pobre mujer que lleva viviendo allí desde que era niña. Insoportable verlo en la tele y más cruel aún asistir directamente al funeral de nuestro estado del bien estar. La gente que no es capaz de comprender las abstracciones de las cuales tanto hablan nuestros políticos sonrientes y bien alimentados, miran la crisis desde estos acontecimientos cotidianos-Un día tienen que comprar carne de pollo en vez de ternera, otro se quitan el postre, alguna vez asisten al mercadillo para estirar sus ingresos hasta el fin de mes. Que encima llegue la hipoteca del piso con orden de desahucio y que ya no valgan palabras de conmiseración, que llegue el guardia a quien conocimos desde que ibamos juntos a la escuela, y te empuje por la escalera abajo como si fueras , no ya una persona sino un activo bancario al que l Gobierno tiene mucho interés en rescatar para que no crezca la prima de riesgo, es socialmente insoportable. Y por algo este país se ha convertido en la representación no ya escénica sino real de un inmenso desahucio. Estamos viendo cómo cuentan la faena los responsables de Bankia. Todo el mundo tiene la culpa menos ellos. Ya pueden sonreir, ya.. Dios quiera que la orden de desahucio no venga de Europa porque entonces maldeciremos el ladrillo.
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