Me alegro de que una calle de Almería lleve en el futuro el nombre de Juan Rojas. Alguien podrá decir que es una contradicción que esté a favor de que le pongan una calle a un concejal por el Psoe y no a un alcalde de ésta misma formación política. Estoy en contra de la norma de que a todo alcalde, por el hecho de serlo, se le ponga su nombre a una calle. ¿Y si sale chorizo? El caso de Juan Rojas no tiene comparación con el resto de los alcaldes que hemos tenido hasta el momento. Santiago M. Cabrejas, Fernando Martínez, Juan Megino y Luis Rogelio Rodríguez son personajes conocidos entre la ciudadanía almeriense por haber sido alcaldes. Juan Rojas era famoso y conocido por todos los almerienses mucho antes de meterse en el mundo de la política. Y lo fue no sólo por haber sido un gran futbolista almeriense, que lo fue, sino por encima de todo por haber sido una persona excepcional en el trato humano. No tuvo que ser concejal para que la gente lo quisiera. No veo una calle al Juan Rojas político. Veo una calle al ser humano que fue. Al almeriense entregado al deporte, al hombre que estuvo siempre cerca de sus amigos. El hombre que se hacía querer por su trato amable con todo el que se le acercaba. A estos almerienses, y hay muchos en todos los sectores, es a los que el ayuntamiento les tiene que ofrecer el recuerdo de una calle, no a unos alcaldes que, si abrimos la caja de las luces y de las sombras, lo mismo no se la merecen. Estoy de acuerdo con que el nombre de Juan Rojas se quede grabado para las nuevas generaciones de en la fachada de una calle de nuestra ciudad. ¡Por Juan Rojas!
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