El curiosity

El curiosity

Kayros
21:00 • 10 ago. 2012

Tarde del viernes, fin de semana. Cuarenta grados a la sombra. Pocas perspectivas para viajar con este condenado bochorno. Aquí en España hemos  terminado apurados los sietes días bajo  un cierto ahogo de conflicto social, años treinta. Se asaltan supermercados, se ocupan fincas, la guarda civil no da abasto entre robos y lanchas  rápidas contra  la gente droguera. Hay veces que es demasiado drama para un pobre periodista que no tiene otro hobby que lo que aparece en pantalla.  Me van a dispensar,  pues,  aunque solo sea  una jornada, del deber deontológico de la rigurosa  actualidad. Me voy a Marte con el Curiosity, ¿qué les parece? Sí, sí, de acuerdo que allí no hay  vida. Las primeras fotografías  hacen pensar en el desierto almeriense en  sus más altas horas de calor. De modo que si antes servimos para hacer películas de la Luna, ahora nuestros escenarios cinematográficos pueden trasladarse a Marte. Viendo este cacharro de altísimo nivel tecnológico que parece una personita formal haciendo todo lo que le mandan  a varios millones de kilómetros,  lo primero que piensa un profano como yo es  cómo  pueden los terrícolas lograr semejantes maravillas y en cambio  no  son capaces de poner un poco de orden en el mundo,  terminando con  el hambre, amén de mil otras  cosas feas que padecemos  por aquí. Ya he dicho que no quería calentarme la cabeza, porque precisamente este articulo  se proponía hacer senderismo en Marte como vacación del alma  en  distintos espacios siderales, pero ni allí le dejan a uno descansar de la prima de riesgo y  del  ibex  treinta y cinco. En  fin, ya os contaré, paisanos.







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