Sofoco abaniquero

Sofoco abaniquero

Jose Fernández
19:47 • 15 ago. 2012

El protocolo decimonónico reglaba con detalle el uso del abanico, estableciendo significados precisos para los diferentes estilos de apertura y manejo. Una invitación a un baile, el rechazo de una proposición o la declaración más tórrida podía descifrarse entre las varillas que aliviaban los sofocos de las señoras envueltas en polisones en las soirees de casino. Pero eran otros tiempos, ya digo, en los que este complemento manual era una airosa ayuda para la comunicación entre sexos. 


Lo que no contemplaban estos manuales de estilo es el uso del abanico como catalizador de un sentimiento de identidad colectiva. Les hablo, lo habrán adivinado, del desmedido e inexplicable afán de los almerienses por los abanicos feriales que cada año, con mejor o peor suerte, entrega el Ayuntamiento como preludio ferial. No alcanzo a adivinar qué significado tendría, en el lenguaje clásico del abanico, ese gusto por hacer cola largas horas bajo un sol incomodísimo para obtener como recompensa un par de abanicos feriales de modestísima factura que bien acaban averiados o extraviados a las pocas horas de comenzar la Feria, dado el carácter más simbólico que utilitario de los mismos. 


Pero sea por lo que sea, esto de aglomerarse en pos de un abanico de plástico y hasta enojarse en la fila por los avatares propios del turno, forma ya parte de las tradiciones populares almerienses en el inicio de cada Feria. A este paso, veo que en las ferias del próximo siglo, el homenaje a Los Coloraos no será a los Mártires de la Libertad, sino a los jubilados que torrefactaron al sol esperando un abanico ferial.







Temas relacionados

para ti

en destaque