Sin ningún género de insidia ni de rencor, me tomo la molestia de contar las veces que aparece el rostro del alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez Comendador en la prensa diaria. En este mismo periódico de ayer lunes, 20 de agosto de 2012, conté seis fotos desde la portada a las páginas interiores. Y esto sin tener en cuenta los otros diarios así como los programas televisivos.
Un promedio de seis fotos en trescientos sesenta y cinco días, y habida cuenta de que las elecciones municipales son para cuatro años, multipliquen ustedes y verán que el buen paño ya no se vende en el arca, sino que hay sacarlo a la calle. Se ha dicho mil veces que el sistema económico que nos mantiene y nos hace sufrir, no puede sostenerse sin publicidad. Es más, en la medida en que la política está condicionada por la economía, el marketing y la agencia publicitaria son básicas en este mundo que vivimos. El viejo pudor de la izquierda junto con la escasez de medios -no hay prensa de izquierdas propiamente- hace mucho mas difícil el conocimiento de su candidato. Topamos aquí con uno de los grandes problemas del mundo, la libertad de expresión. Hay que ver cómo están poniendo los neoliberales a Assange, a Correa y a Garzón.
Dicen que son tres payasos de circo, pero en ningún momento estiman la proeza del Wikileaks. ¿De qué nos sustentamos millones y millones de seres humanos? Lo que otros llaman la verdad, en el mejor de los casos, no es más que publicidad, mera apariencia. Braceando entre la niebla de la mentira, cuántas desgracias ocurren todos los días sin que tengamos la menor explicación.
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