Anatomía de una estafa

Anatomía de una estafa

Rafael Torres
22:11 • 29 ago. 2012

A lo mejor es que como el Gobierno del PP nunca había nacionalizado nada, no sabe en qué consiste la asunción del control de cualesquiera empresa intervenida por el Estado. Con la atropellada nacionalización de Bankia, el Gobierno acaso se figuró que tapaba los gigantescos agujeros que anegaban el sistema financiero español, pero lo que hacía era tomar su timón para enderezar su rumbo.


Lamentablemente, para ello optó por entregarse a los prestamistas internacionales, que son los que dictan la reforma del dicho sistema y el desmantelamiento general del otro, el que con todas sus insuficiencias, amortiguaba un poco las desigualdades sociales. Al nacionalizar Bankia, el Gobierno se convirtió, de facto, en su propietario, pero no por ello dejó de ser el Gobierno, es decir, el garante del derecho y de la Ley.


Junto a las cuentas corrientes, los depósitos, los créditos o las participaciones, se encontró con la monumental estafa que se había perpetrado contra decenas de miles de ahorradores tradicionales, a quienes la codicia y el descontrol de los antiguos gestores había despojado de sus ahorros mediante el cambiazo en la naturaleza de sus inversiones. Allí donde tenían prudentes depósitos a plazo, les colocaron, mediante engaños meticulosamente urdidos desde la dirección, productos híbridos, indescifrables, arriesgados, especulativos, que ni entendían las víctimas ni, en algunos casos, el "machaca" que se los estaba endosando. Pues bien; el Gobierno no sólo no ha encarado y resuelto esa estafa, sino que pretende continuarla y consagrarla sustrayendo con el marchamo de una ley inicua buena parte de esos ahorros, y dejando irse de rositas a quienes la iniciaron. Para mí, vistas esas intenciones, que los legítimos propietarios, castigados y expoliados doblemente como ciudadanos y como víctimas de Bankia, no lo van a consentir.







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