En un tiempo en que las cajas de ahorros se quedaron chicas y sin músculo suficiente, vinieron las uniones estratégicas. Bankia es la aglutinación de tres de ellas con personal director muy afín al partido que hoy nos gobierna.
A pesar del prestigio profesional de Rodrigo Rato, Bankia ha resultado un agujero, un socavón económico de esos que aparecen en Marte, fotografiados por el "Curiosity". No se le puede negar al Partido Popular su actitud salvadora y compasiva con los bancos. Faltará para sanidad y educación pero para bancos, que no le quiten los bancos a Rajoy. Veinte, treinta mil millones, lo que haga falta. La derecha ha sido reticente siempre con las nacionalizaciones. Piensa que eso es propio de paises comunista o de repúblicas bananeras. Así que al gobierno le faltó tiempo para socializar pérdidas. Mientras andamos con los rescates, Bankia recibe dinero a espuertas. Rajoy dice ahora que de sus errores la culpa la tiene la realidad. Bonita manera de justificarse un político que está puesto precisamente para sortear la realidad. La gente a la que se le quita la paga de Navidad y le suben los impuestos no tiene otro consuelo que echarle la culpa a la realidad. ¿Para cuándo un referéndum para conocer esa realidad? Ay, no somos Bankia, dita sea.
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