Coherencia y farsa

La coalición radical Bildu incluye en su programa electoral la creación de un "marco vasco de competición deportiva" que necesariamente supondría la salida de las ligas españolas de los equipos vascos. Es decir, que si los independentistas ganan las elecciones del próximo mes de octubre, invitarán a clubes como el Ath. Bilbao, la Real Sociedad o el Caja Laboral a dejar de participar en la Liga de Fútbol Profesional y en la Liga ACB de baloncesto. Esta iniciativa podrá gustar más o menos, pero es perfectamente coherente con un planteamiento político que se expone sin tapujos, dobles discursos o moñerías: si ganamos, queremos crear una liga vasca formada por equipos vascos. Las cosas claras y las cabezas duras. Esta actitud contrasta poderosamente con la mantenida, por ejemplo, por la directiva del Barcelona FC, ese club de fútbol que presume de ser algo más que un club de fútbol y que participa con entusiasmo y guirnaldas en las manifestaciones por la independencia de Cataluña. Un entusiasmo similar al que pone todos los fines de semana en la liga española -una liga extranjera- por la que se dejan la piel en todos los campos españoles, del mismo modo que destinan sus mejores jugadores a ganar la Copa del Rey de ese país extranjero, mientras que a la Copa de Cataluña -su propio país- se presentan con el equipo filial. Y no sólo eso: su quimérico presidente aspira a ser independiente de España pero quiere seguir jugando en ella, acaso porque un "marco catalán de competición deportiva" tendría un rendimiento económico paupérrimo. Y la pela es la pela. Está claro que es algo más que un club: es una farsa.