El derecho a manifestares es constitucional toda vez que la soberanía reside en el pueblo. Este gobierno no puede disimular que no le gustan las manifestaciones. Según el Fiscal general del Estado, restringir estos derechos fundamentales es deslegitimar la convivencia democrática. Cuando el PP estaba en la oposición fomentaba toda clase de desfiles callejeros contra Zapatero con el agravante que de alguna vez comparecieron obispos, policías, diversas organizaciones del franquismo residual etcétera.
Entonces no se le ponía ninguna traba restrictiva al derecho de mostrar el descontento social contra la política del gobierno. Sube a presidente Rajoy y pronto comienza a hacer uso del tic antidemocrático que la derecha guarda en el fondo de su alma. Una prueba clara es su sintomática tendencia a huir del Parlamento para no dar cuenta ante los representantes de soberanía popular. Pero más significativo resulta aún que sea cuando se marcha al extranjero que comencemos a enterarnos de lo que guarda el presidente en su cartera. En su reciente visita a Nueva York Rajoy, tras fumarse un pujo relajante, Rajoy se dirigió a la mayoría silenciosa. ¿Qué es la mayoría silenciosa?
Algo nebuloso, desde luego, porque en esa frase estábamos mucha gente que no había salido a la calle ni portaba pancartas, pero tampoco aprobábamos los recortes ni los presupuestos. La derecha asomaba ahora por donde solía, esa vieja astucia de creer que la contestación es culpa de cuatro infiltrados profesionales de ganan con el río revuelto. Cuando huimos de la información, abrimos en torno nuestro un agujero social que alguien tiene que llenar de alguna manera. No hablemos de mayorías cuando ni siquiera les hemos oído en el parlamento.
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