Desahucio

Lejano parece ya el tiempo de bonanza en que, en este País, para adquirir una vivienda, se hablaba de millones de pesetas, de cientos de miles de euros como si de cromos se tratase. Viviendas hipervaloradas que ayudaron a un irresponsable endeudamiento bancario y a que las familias se sobre endeudaran. 

Ahora, en crisis y con el creciente sobrevenido paro, es cuando se evidencian los abusos de las condiciones hipotecarias, la indefensión y desventaja en la que se encuentran tantas familias. 

Casi 900 desahucios en el primer semestre del año en la provincia de Almería; dramas familiares con rostros, con nombres propios que cualquiera conoce de primera mano, un familiar, un vecino, una amistad,…, lo que les condena injustamente a la exclusión social y la desesperanza.

La respuesta de Rajoy, ‘dación en pago’, supeditada a la voluntad de las entidades bancarias, teniendo que cumplir condiciones máximas de nivel de exclusión, por eso se han efectuado muy pocas. Medida que soluciona una parte del problema, la deuda, ¿pero qué pasa con la pérdida de tu hogar?

Podríamos, como en otros países, renegociar el pago de la deuda, con la misma flexibilidad que se hace con empresas; establecer límites para los intereses de demora; limitar los intereses variables en la vivienda habitual; posibilitar el acuerdo extrajudicial, ante notario, permitiendo que el deudor continúe en su vivienda bajo la fórmula que se acuerde;…

El PSOE está trabajando en una proposición de Ley en este sentido, consensuando con agentes sociales, mientras, el Gobierno se dedica al populismo con sus reformas en justicia, a incendiar los ánimos en Cataluña con declaraciones como las de Wert de querer españolizar allí mediante la educación, o a desmontar nuestro sistema de bienestar. Más bien parece que el desahucio debería ser en la Moncloa.