Ayer, mi estimada amiga Pilar Pérez y yo, sostuvimos a través del teléfono una conversación acerca de la catástrofe de Nueva York y otras zonas afectadas por el huracán Sandy sin dejar otros casos de suma importancia. Su coherencia hizo mella en mi cansado corazón. Nunca dejaré su hermosa amistad ni la relación con Carmen Alcalde Carbajo, Paquita Ristori, Karmen Romero y Dolores Agüero, flor y nata. Carlos Hernández no tiene competidor.
He dicho y repetido que estoy obligado gustosamente a interesarme por las actividades de cualquier foco cultural, máxime si se trata de la Asociación “Celia Viñas” de la que fui uno de los fundadores. En los actos sociales, sean de índole cultural o no, debemos respetar las opiniones aunque no las compartamos.
Las llamadas telefónicas suelen romper tu inspiración pero en esta ocasión fue providencial ya que me libró de escuchar a un pobre hombre llamado Fernando Don, que no da una en el clavo. Son las servidumbres domésticas de compartir -casi por obligación- la visión de ciertos programas televisivos. Liberadora y oportuna fue la llamada de la Presidenta de la Asoc. “Celia Viñas”, Mari-Luz Segovia, cuya voz de dulces melodías tranquilizó mi estado anímico.
A Rajoy lo veo intranquilo y a punto de bajarse los calzones. Hoy dice una cosa y otro día otra; demacrado y titubeante ignora donde poner el huevo. Rubalcaba -no soy oráculo pero opino que podría ser el hombre. De cualquier forma quiero lo mejor para España y allende la misma.
No temo decir lo que pienso pero sí me duele que siempre paguen los mismos. La policía se extrema de forma tremebunda contra los que piden pan para sus hijos y un techo protector para los viejos. Aquí no valen paliativos. Nadie va a eternizarse en este valle de lágrimas pero mientras permanezcamos aquí dignidad obliga.
Hablo mucho con Mercedes Soler que aleja con sus ojos hermosos los nublados que enturbian los míos, cansados ante la macabra y espeluznante situación provocada por una serie de sinvergüenzas.
Me pareció una aberración tremenda que la Casa Real premiase a los futbolistas con imposición de medalla incluida ya que no los considero, en modo alguno, benefactores de la humanidad. Estaba en un error. Se premiaba su deportividad siendo rivales. En cuanto a su actividad deportiva en sí en muchos lugares misérrimos mantiene la ilusión de niños y jóvenes en un futuro mejor, además de aprovechar su imagen para apoyar diversos proyectos humanitarios y financiarlos.
No sabemos que le depara el destino a Artur Mas con sus órdagos pero ya ha pasado a la historia por ser su Comunidad la primera que cobró un euro por receta. Mientras no vengan los euromillones rescatadores un euromas -menos da una piedra.
Por indicación de Pilar Pérez cito hoy -y muchas otras veces en el pasado- a Carmen Alcalde Carbajo: “Al ocultarse el sol deja en el cielo, impregnando su azul, trazos rosados; y los frondosos árboles cansados le dan sombra, liberan su desvelo.
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