La noche en negro

Querida prima: Un 31 de octubre murió mi madre hace ya bastantes años. Yo cumplía 15 y no solo viví noches en negro, sino también las tuve en blanco pensando cómo iba a ser mi vida sin ella. Por eso comprenderás que la noche de Halloween no me guste absolutamente nada, porque ni la entiendo, ni me agrada ver tanto adefesio por la calle. Comprendo que el Ayuntamiento de Almería la promocione como “noche terroríficamente divertida” y que los comercios abrieran sus puertas hasta las 12 de la noche para fomentar sus ventas, aunque quien hizo “su agosto” fueron los bares que estaban a tope. Y es que cualquier evento siempre es bueno para tomarse una copilla.

El terrible acontecimiento de la macro-fiesta del Madrid Arena si que nos han puesto los pelos de punta y nos ha dejado con una verdadera “noche en negro”. La muerte tenemos que asumirla, pero no me divierte bajo ningún concepto festejarla. Lo que me sigue aterrorizando es la izquierda abertzale con sus continuos desafíos a la legalidad, no solo cuando se solidarizan con los etarras detenidos por la policía por pertenecer a la banda terrorista, sino cuando cargos públicos de EH Bildu reciben con actos de homenaje a los terroristas que vuelven a sus casas, no de una misión humanitaria, sino de cumplir condena por haber sembrado el terror a muchas familias españolas. Y como los tenemos dentro del Parlamento Nacional, no es de extrañar que la policía sospeche que una asesora de la coalición abertzale AMAIUR proporcione datos de los diputados al movimiento “Rodea el Congreso”. Dios quiera que no tengamos que pasar ninguna “noche en negro” más, por culpa de ellos. Que no me fío ni un pelo, prima.

El que no tiene ni una noche en blanco ni en negro, mas bien gris, es el Sr. Valderas de IU, que se ha tragado los Presupuestos que le ha presentado Griñán, dejándolo en evidencia con el discurso que mantuvo cuando estaba en la oposición. Dice ahora que “los Presupuestos tienen olor, sabor y cuerpo de izquierdas”. Lo dicho. Gris.