El corte sevillano

Ya sé que incluso etimológicamente, centrar el debate político en el Corte Inglés es una horterada. Acudan al significado original de “hortera” y verán qué risa. En todo caso, es muy probable que si todos ustedes hubieran votado mayoritariamente a un alcalde socialista podrían estar leyendo esta misma columna en la cafetería del Corte Inglés en Almería capital. Pero como la mayoría de ustedes, infelices, no votaron lo que debían, se van a quedar con las ganas. Y es una pena, porque hace un par de días un portavoz de la firma comercial insistía en que ellos mantenían intacto el interés por instalarse en Almería capital en el mismo sitio previsto por el convenio de 2005, es decir, en el colegio La Salle. “Si hay acuerdo, ese mismo día empezamos las obras”, señalaba el portavoz. Puesto que la empresa, los propietarios del terreno y el Ayuntamiento están ya de acuerdo, no falta más que el beneplácito de la Junta de Andalucía. Curiosamente, la misma administración que tampoco quería autorizar el Gran Plaza en Roquetas porque decía que no iba a tener clientes. En fin. Después de casi una década de pintorescas excusas (que si el tráfico, que si la valiosa fachada, que si las plazas escolares, que si el comercio tradicional) resulta difícilmente rebatible el papel de la Junta de Andalucía como factor bloqueador de cuanto proyecto o iniciativa pueda suponer un daño para la marca PSOE. Y al PSOE no le hace gracia que un alcalde del PP inaugure un Corte Inglés en plena Rambla, y por eso corta de raíz cualquier progreso en la cuestión. Es el corte sevillano sobre el Corte Inglés. Pero este PSOE es el mismo que luego tienta a candidatos a la Alcaldía para comprar su apoyo en la investidura de un alcalde convenientemente socialista a cambio del desbloqueo de cuestiones que, misteriosamente, se bloquean desde Sevilla. Así que ardo en deseos de ver qué nueva excusa o pejiguera se blande ahora desde la Junta para explicarle a la sociedad almeriense que la culpa de que no todavía no tengamos Corte Inglés la tiene en realidad Mariano Rajoy.