Corrían los duros y difíciles años de la posguerra. La provincia de Almería no ignoró las consecuencias y complejas situaciones que la contienda originada por la sublevación de las tropas franquista dejó tras su conclusión. Ana María Fernández atendía una tienda de comestibles y bebidas frente a la estación de ferrocarril de Almanzora. Un mal día, mediada la década de los cuarenta del pasado siglo, uno de los asiduos comensales pretendió sembrar la venganza y se fue de la boca, acusando a la mujer de haber atendido en su establecimiento a Antonio Menchón Jiménez, “El Carbonero”, un perseguido político muy conocido en las comarcas del norte de las provincias de Almería y de Granada, que se había echado al monte, a quien supuestamente no había denunciado. El chivatazo surtió efecto y Ana María fue trasladada al juzgado militar de Huércal Overa, para ser condenada e ingresar en prisión. Sin embargo, la mediación de una conocida familia huercalense impidió que la regente del colmado almanzoreño llegara a la cárcel, ya que, aunque constaba oficialmente que estaba ingresada, nunca lo hizo, “cumpliendo” su condena en el domicilio de los conocidos de Huércal Overa. Antonio Berbel Fernández, hijo de Ana María y de Rogelio Berbel, era un adolescente con poco más de quince años. Aquel desagradable incidente sufrido por su madre no lo olvidó jamás.
Casi setenta años después de aquel episodio, Antonio Berbel, un octogenario autodidacta que ha escrito los renglones de su polifacética vida con entrega y dedicación a sus diferentes actividades profesionales, se ha sentido motivado por tan desagradable experiencia familiar, por sus vivencias en primera persona de los trajines estraperlistas en la estación ferroviaria de Almanzora, y por su denodado interés por hacer algo para que no se olviden las vicisitudes de aquellos años de hambre y alpargata. El resultado es una amplia y extensa compilación de testimonios vivos de quienes, de una manera u otra, vistieron su epidermis con las sensaciones e impresiones de uno de los más negros episodios de nuestra reciente historia.
Con el titulo de “Estraperlo y Emboscados. Herencia de una Guerra”, este activo jubilado “albojense de nacimiento y cantoriano de adopción”, como él se define, ha publicado este interesante volumen con la colaboración del Ayuntamiento y del Centro Guadalinfo de Cantoria. Las más de doscientas páginas de este trabajo dibujan un acertado paseo por los paisajes de la memoria humanizada en los que cobran vigencia el hambre, el dolor, los sufrimientos, la injusticia, la desesperanza, la tragedia, no exenta de cierta comicidad, la lucha por la vida, en definitiva, con los nombres propios de quienes se entregaron al estraperlo o se emboscaron tras los límites de una ilegal legalidad. Nombres y escenarios para recordar, gracias a estas pinceladas históricas de Antonio Berbel, trazadas al alimón con la inestimable aportación de Carmen del Águila, esposa del autor.
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