Recientemente se han publicado noticias sobre la “disconformidad” de la Junta de Andalucía sobre el “Plan de El Toblerone”; noticias que, en todo caso, no se corresponden con el enunciado, pues el citado Toblerone tiene un plan urbanístico trazado y completado a la espera de su ejecución. Recuerden que, cuando Compañía Andaluza de Minas quebró, la empresa pagó en especie a los trabajadores cediéndoles el silo y el suelo para rentabilizar con su venta las indemnizaciones que no podía afrontar. Así, los trabajadores vendieron a una sociedad promotora almeriense que está en disposición de construir cuando le apetezca, siempre que obtenga disponibilidad económica para ello.
La Junta, por tanto, no puede expresar su disconformidad con el Toblerone. La Junta se opone a la iniciativa anunciada por el alcalde de liberar treinta mil metros cuadrados de suelo perimetrado por una tapia que evoluciona por Carretera de Ronda y Avenida de Cabo de Gata. Con esta iniciativa, el alcalde pretende derribar la tapia y permeabilizar la conectividad de la ciudad para el peatón y el tráfico rodado. De esta manera se evitaría dar el innecesario rodeo, quedando Ciudad Jardín a un paso del centro de la ciudad y eliminando el impacto visual con la creación de un parque en las nada despreciables tres hectáreas. Y es a esto, y no a otra cosa, a lo que se opone la Junta de Andalucía. Además, ya son tres veces las que la Junta ha presentado obstrucciones y trampas con el reiterado objetivo de fastidiar a los almerienses con su conocido sectarismo aguafiestas: Corte Inglés, Gran Plaza, Materno Infantil, etc.; sin olvidar retrasos, olvidos, frustraciones y toda suerte de estigmas que hacen de la Junta el mayor factor limitante para el desarrollo de Almería.
El argumento esgrimido para justificar esta nueva “disconformidad” es la pérdida de garantías para la conexión ferroviaria con el Puerto. Ya saben que la Junta está empeñada en conectar “como sea” el tren con el Puerto, ya sea para recuperar el tren del mineral o para otros menesteres indeterminados, pero que son ampliamente demandados por los “agentes” involucrados y concernidos con negocios y martingalas que anteponen, sin escrúpulos, a las perniciosas servidumbres que afectarán al futuro de la ciudad.
Conectar el tren con el Puerto es una cadena perpetua para el urbanismo de la capital.
Almería no tiene capacidad ni posibilidades para compatibilizar un puerto comercial industrial embutido en su núcleo urbano. La pésima ubicación de la Terminal Internacional nos ha proporcionado una jaula infame que es otra herida urbana que degrada el casco histórico con resultados bien visibles y escasas esperanzas de recuperación.
Creo que hemos tenido muy mala suerte con las autoridades portuarias, dependientes de la Junta de Andalucía, que han ido parcheando sin criterio, salvo el que imponía el propio interés del Puerto, y con indisimulado desprecio para el resto de la ciudad como queda demostrado con el proyecto de Minas de Alquife: un nuevo Toblerone de 400 metros de largo y más de 20 metros de alto en el Puerto de Pechina y un tren de mineral en superficie pasando veinte veces diarias. Ya me dirán si esto es compatible con una ciudad que fundamenta su futuro en la economía de turismo y servicios.
El Puerto necesita una reestructuración radical y urgente. El Puerto de Pechina, una vez concluida la escollera de abrigo, podría ser el lugar idóneo para la Terminal Internacional que quedaría excéntrica del núcleo urbano y su perímetro vallado no supondría el nefasto impacto que ahora produce. El resto de la “dársena urbana” qued
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/35924/otra-disconformidad-de-la-junta