Un filósofo dijo que no tenemos aún una prueba fehaciente de que exista la realidad. A otro se le ocurrió decir que lo único real es la nada. Y un tercero añadiría que la realidad tal vez la exista pero que aún no disponemos de instrumentos expresivos para su captación. Si esto fuera así ¿a qué llamaría el PP la realidad? Rajoy ha hecho las reformas de las que se siente satisfecho ateniéndose al dictado de la realidad pero cuando le ataca la oposición se va corriendo a otra realidad antigua y así justificar la suya. ¡Menudo panorama!
Los jueces y abogados están que trinan, los investigadores piensan trasladarse a otro país, los médicos y enfermeras sacan las batas blancas, los sindicatos organizan huelgas generales, los estudiantes critican las tasas, los profesores se van al paro, los pensionistas esperan la prometida revalorización, a los de la dependencia nos les llega la respiración artificial de la cuota mensual, a los hombres y mujeres de la cultura tampoco le rebajan el IVA, por si fuera poco, los rectores de Universidad, institución que prepara para conocer la realidad, protestan del tijeretazo que le han infligido a los presupuestos.
Cuesta mucho creer que toda esta gente vive en la inopìa y en cambio solamente el PP anda instalado de por vida en la realidad. Asombra la seguridad cateta con que se conduce este Gobierno. No es problema si ningún año aciertan. Algún día saldremos de la crisis. Si no es en 2014 tal vez sea en el 2020. ¿Quién puede ponerle puertas al futuro? Mariano Rajoy puede estar al borde de la concesión del Premio Nobel por su principio de física política: “Hacemos lo que tenemos que hacer. Y no es el programa sino lo que dicta la realidad.” Pues qué bien.
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