La chica del yoga

La chica del yoga

Kayros
11:59 • 19 dic. 2012

Pues si los valores espirituales y humanísticos de Occidente están haciendo crisis, volvámonos a los sistemas ascéticos del Oriente que hablan, entre otras cosas, de concentración anímica y de paz corporal. Es lo que seguramente piensa esta chica que todas las tardes se coloca frente al mar en postura del loto, es decir, con las piernas cruzadas, la manos en la rodillas y la cabeza bien alta como en profunda meditación. A su alrededor el paseo marítimo está desierto. De tanto en tanto, bajo un cielo levemente rosa, cruza por la escollera algún coche haciendo propaganda nada metafísica, se trata de jamones y otras vituallas para la navidad. Pero lo que más impresiona es el cierre de bares y cafeterías así como las tiendas que tal vez tuvieron alguna finalidad en verano. No dirá la chica que le estorbamos en su ascensión mística. El último turista se fue hace meses; la familias que de ordinario salen a tomar el sol con sus bicicletas y sus  niños también desaparecieron. El entrenador que viene con  sus muchachos a estirar las piernas habla mucho de concentración. Probablemente sea este un recuerdo sin trascendencia de los sistemas orientales. Ahora bien, ¿qué fue de la ascética como doma  beneficiosa de las pasiones? ¿Qué fue de la renuncia al dinero como precursora de la paz? Tal vez esta chica de la playa tiene las  respuestas que no encuentran los políticos ni los economistas. Se trataría de no echarle  las culpas  a la herencia. Nos gusta a todos vivir bien. Nos derrite que nos aplaudan como triunfadores. Así es imposible la paz y desde este punto de vista, el ciclo navideño parece una comedia de enredo. La chica del yoga tal vez salga del mar con mejores propósitos para el año que entra. Se lo merece.







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