¿Campanadas por un año mejor?

El final de éste año no puede ser peor. Los augurios de los que dicen entender nos acaban de echar un jaro de agua helada. No sé si de los pozos de Bernal, del pantano de Beninar o de esa desaladora corola o guinda de la vida pública de algún político con pretensiones. Lo cierto es, según comentan los divos de la economía, que el paro puede llegar al cuarenta por ciento. ¿Entrará en ese porcentaje algún político? Cierra el año con una caída del 2,5%. Pero eso sí, para no darnos el pistoletazo en la sien, nos dicen que las exportaciones van bien. Tenemos, decía la decana de los economistas en su toma de posesión hace unas semanas, tres cosas que nos deben hacer ser optimistas a los ciudadanos de esta tierra: Agricultura, Turismo y Piedra Natural. Cierto es, señora Moreno. Lo que no nos dijo usted es que tenemos una cuarta que normalmente lo viene fastidiando casi todo en nuestra provincia: La casta política. ¿Por quién doblarán las campanadas de Nochevieja? Parece evidente que por el ciudadano no político. El que se queda en paro, paga los recortes en sus sueldos, las tasas judiciales y los rescates de la banca. El que no recibe créditos, becas y seguridad jurídica. El que por su voto sólo recibe engaños y promesas sin cumplir. El que ve como los politicos dilapidan su dinero sin una sola explicación. Sin que uno llegue a traspasar (mientras no devuelva lo que se ha perdido o llevado) el umbral de la cárcel. Con unas comisiones de investigación que hacen llorar de vergüenza. Por esos ciudadanos y muchas de sus esperanzas e ilusiones doblarán la campanas esa noche. Si puede, tómese las uvas en paz.