Cerramos un año duro y complicado que ha permitido al Gobierno de Mariano Rajoy sentar las bases de la recuperación económica sobre la que impulsar la necesaria salida colectiva de la crisis. Meses de ajustes y sacrificios que poco a poco empiezan a despejar el horizonte común de millones de familias y empresas españolas. Por lo que respecta a Almería, el año que ahora concluye ha puesto de manifiesto que los problemas y las necesidades reales de la provincia se afrontan mejor desde el esfuerzo y el trabajo que desde la mera acción política de despacho. La mejor prueba la tienen los vecinos de todos y cada uno de los pueblos de las diferentes comarcas almerienses, que han podido ver el modo en el que tanto el presidente de la Diputación, Gabriel Amat, como el resto de miembros de su equipo de Gobierno, han estado con ellos conociendo sus inquietudes y dando forma a las soluciones necesarias. Los enormes daños causados por las inundaciones del Levante de hace unas semanas nos permitieron demostrar, con dolor y pena por las vidas perdidas y propiedades dañadas, la vigencia y necesidad de una institución supramunicipal como las diputaciones provinciales, por su capacidad de activar planes y ofrecer respuestas inmediatas a localidades que, por su tamaño y número de habitantes, no pueden disponer de los medios necesarios para afrontarlas. Tanto el personal técnico como la maquinaria de Diputación han estado operativos y activos durante todo este año arreglando caminos, reparando desperfectos y llevando a cabo nuevas obras de infraestructura donde ha sido posible, sin mirar el color político de cada municipio, como sucedía cuando gobernaban los socialistas. Y ése creo que está siendo uno de los reflejos del nuevo estilo de gobierno que el PP ha traído a la Diputación: prestar servicios a los ciudadanos y no a los partidos políticos, como sucedía antes. Pero el grupo socialista en Diputación parece instalado en ese discurso empobrecedor y sectario de mirar antes por su propio partido que por el conjunto de todos los almerienses. La más reciente prueba de lo que digo la acabamos de tener en los intentos de los diputados socialistas por salvar la cara de la Junta en el caso de las inversiones en los programas sociales y de empleo, maquillando burdamente cifras y datos para intentar disimular la considerable deuda que desde Sevilla se tiene, también en esta materia, con la provincia de Almería. Aunque resulte una obviedad, habrá que recordar al PSOE que sus diputados están en Diputación para trabajar por todos los almerienses y no para lanzar cortinas de humo que impidan ver con claridad el nivel del incumplimiento y desatención que la Junta de Andalucía mantiene con la Diputación Provincial de Almería desde que los ciudadanos almerienses decidieron que los socialistas no podían seguir por más tiempo manejando y gestionando esta institución de forma tan lamentable e ineficaz. Quiero dejar claro que todo el dinero que ingresa la Junta a la Diputación es dinero que está conveniado por programas que desarrollamos por lealtad institucional aunque no sea competencia propia, como los equipos de tratamiento familiar. Es decir, que prestamos un servicio que no nos corresponde, con un dinero que nos adeuda la Junta y ante eso los socialistas lo único que hacen es salir a aplaudir a los morosos. Creo que no es un buen modo de cerrar el año. Animo desde aquí a los diputados socialistas a que reconsideren esa actitud y que piensen que a quienes se deben es a los ciudadanos de la provincia, y no a las triquiñuelas de una Junta, arruinada por su pésima gestión. Con ese espíritu de servicio y compromiso con Almería quiero desearles a todos ustedes un feliz y próspero año nuevo, que suponga para nuestra provincia la recuperación del camino de prosperidad, trabajo y bienestar que, con la ayuda de todos, estoy seguro de que volveremos a tomar.
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