Historias

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Kayros
22:56 • 28 ene. 2013

Leyendo el maravilloso y desconcertante libro de  Sánchez Ferlosio “Industrias y andanzas de Alfanhuí”(l961) me encuentro con esta frase: “El eco de las historias duerme en las chimeneas. El viento quiere desbaratarlas. El fuego las despierta”. Buena parte de este duro invierno lo estoy pasando pegado a la lumbre. Los hogares ya no son como los de antes. Las noticias y las historias llegan por televisión. Tampoco la familia y el abuelito narrador se reúnen al amor de la chimenea. No obstante es imposible zafarse al influjo evocador de las brasas teniendo en cuenta que tampoco el país real está para soñar. Así que me dejo invadir por los ecos del pasado. Recuerdo algunas cosas de cuando llegué a Almería. En pleno boom del cine fui a ver varios rodajes de películas que harían historia. En la penúltima provincia española resultaba un acontecimiento encontrarse en la calle con estrellas de cine de primer orden. Tampoco podíamos decir que aquí no sucedía nada. Entre verdades a medias y mentiras bien orquestadas nos habían caído unas cuantas bombas atómicas así como desciende la nieve y todavía hubo quien dijo que las bombas no explotaron porque las paró el Indalo. La capacidad humana de sacrificio de los almerienses no tiene fin. Yo no llevaba demasiado tiempo aquí, cuando viví con todo lujo la increíble aventura de unos bachilleres que se propusieron nada menos que enviar un cohete a la luna. Para el nivel industrial y tecnológico que entonces  disponía Almería, traerse aquí a la NASA aunque fuera por vacaciones  no dejaba de ser una utopía infantil. Muchas más historias  dignas de ser escritas ocurrieron entonces como el supuesto origen mojaquero de Walt Disney. Un cuchillo de frío baja por la chimenea. El gato se ha dormido junto a las últimas brasas. En la televisión el hombre del tiempo constata que mañana seguirá igual la ciclogénesis explosiva. ¡Si él lo dice!







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