El gesto era desusado. Un Presidente de Estados Unidos accediendo a ser entrevistado con su Secretario de Estado. La ocasión, sin embargo, merecía la pena. Era la despedida de Hillary Clinton y Obama acudió al programa “60 minutos” para echar piropos a la política que le disputó reñidamente la Presidencia hace años.
Obama fue generoso en los elogios. Dijo que admiraba muchas cosas en Hillary y que la echará de menos. El sentimiento, al parecer sincero , es ampliamente compartido. Hillary Clinton es el político más apreciado por la opinión pública yanqui, incluso por encima del Presidente en momentos plácidos de este, y lleva la friolera de diez años consecutivos siendo la mujer más admirada del país. Datos que indican que podría ser la primera mujer Presidente de Estados Unidos si se decide a presentarse en el 2016. Ya no será una niña, estará en torno a los 69 años, sólo Reagan probablemente hizo una campaña electoral ya talludito, pero tampoco tendrá una edad que frene a sus compatriotas a la hora de votarla.
La señora Clinton posee, además del casi indispensable de la popularidad, otros atributos: ha sido una política correosa, ha pasado como cónyuge no pasivo ocho años en la Casa Blanca y tutea a todos los líderes mundiales que cuentan. En sus años al frente de la diplomacia estadounidense ha visitado 112 países y recorrido aproximadamente, la distancia marea, un millón y medio de kilómetros. No de forma festiva sino “en serio”, negociando, presionando, discutiendo con los líderes mundiales. No tenía dificultad, después de ver a su colega, en entrevistarse con el Jefe de Estado del país visitado. La foto con Hillary era más importante para él que para ella.
En sus desplazamientos, la americana ha impuesto, con frecuencia, su agenda y forma de trabajar. Disciplinada, articulada, ha aceptado celebrar conferencias de prensa con su colega pero limitándolas normalmente a dos preguntas a cada uno . Ha sido muy pródiga , sin embargo, en asistir a reuniones con ONGs, asociaciones sociales, humanitarias etc… donde se mostraba locuaz. En ellas, se ha preocupado constantemente de promocionar el papel de la mujer, defendiendo con firmeza la necesidad de que vea reforzada su presencia en la sociedad. Por esto, la señora Clinton ha estado, en la Administración de Obama, entre los abogados de la permanencia de Estados Unidos en Afganistán, le parece aberrante que las mujeres de aquel país puedan volver a la condición sumisa y secundaria que tenían en la época de los talibanes. Sería efectivamente una ignominia.
Paralelamente, Clinton ha sido rápida en reaccionar a preguntas consideradas frívolas. Cuando un periodista inquirió que cuales eran sus modistos replicó despertando un aplauso: “ ¿Le haría usted esa pregunta a un hombre?”.
A popularidad y cualidades personales, tiene hasta la facultad de dormirse en cuanto lo desea lo que no es baladí para una persona activa, Doña Hillary une la suerte. No hubo pifias monumentales aunque no han faltado los deslices que han sido olvidados. Manifestó que el régimen del egipcio Mubarak era estable y a las dos semanas fue derrocado, sus explicaciones y actuación en el asalto al consulado americano en Bengazi en el que murió al el Embajador han sido criticadas, mantuvo posiciones contrarias a Biden en Afganistán con Obama mostrándose en un principio equidistante entre sus dos subordinados para acabar inclinándose hacia la postura de su Vicepresidente…. Sus enemigos dirán incluso que, a pesar de su inmejorable proyección pública, los problemas graves que enfrenta Estados Unidos, el pleito entre Israel y palestina, las amenazas de Irán y Corea del Norte… siguen igual que cuando ella ocupó el cargo . Es cierto, pero su prestigio continúa intacto como se vio en su convincente última intervención en el Congreso.
Podemos concluir que en el camino a la Presidencia sólo hay dos obstáculos, su salud y su voluntad. Sus posibles contrincantes, sin desearle mal alguno presumimos, rezan porque la señora Clinton se sienta repelida por el esfuerzo, el agotamiento y los sinsabores de una campaña electoral. Sabremos lo que ocurre antes de dos años.
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