Si para algo ha servido el reciente Debate sobre el Estado de la Nación ha sido para poner de manifiesto dos cosas: la primera es que las cosas van ahora mejor de lo que iban hace un año gracias a la labor de control y buen criterio del gobierno de Mariano Rajoy. La segunda es que la oposición socialista no sólo cuenta con un insuperable problema de pasado, sino que tiene un pésimo futuro con el actual liderazgo de Rubalcaba. En el Parlamento, el presidente Rajoy evidenció las carencias del portavoz socialista, sus demagogias, sus mentiras y sus incoherencias. Y es que no se puede pretender articular un discurso de oposición diciéndonos que lo que se debería hacer en España es justamente lo que él no quiso hacer cuando estaba en el Gobierno. Y esa incoherencia es una de las claves que a mi juicio desactiva el discurso del PSOE cuando pretende trasladar a la sociedad el mensaje de que ellos no han tenido nada que ver en el actual estado de las cosas. Afortunadamente, gracias a la labor de Mariano Rajoy y su Gobierno, España ha dejado atrás esa sensación de desastre inminente que parecía amenazarnos cada mañana detrás de cada portada o en los informativos. En 2011 y 2012, nadie apostaba por España. En 2013, gracias al Partido Popular y gracias a Mariano Rajoy, nadie duda de que saldremos adelante. De hecho, España vuelve a tener voz en Europa, volvemos a merecer la confianza de los mercados, estamos exportando más que nunca, estamos pagando nuestras deudas y hemos los brotes verdes que sólo veían los socialistas por hechos contables: hemos conseguido reducir el déficit por debajo del 7% del PIB y contamos con superávit en la balanza de pagos por cuenta corriente, un indicador del aumento de la competitividad. Por lo tanto, creo que el Debate nos debe servir para transmitir a la sociedad española un mensaje de optimismo y confianza, que no a todo el mundo gusta. Por ejemplo, la Junta de Andalucía está convencida de que su deber institucional es agitar la calle, echar a la calle a los andaluces y enfrentarlos a unos con otros. A mi juicio, sólo desde el sectarismo más irresponsable se puede actuar de ese modo. En lugar de trabajar por el futuro de todos los andaluces y especialmente por el millón y medio de andaluces en paro, PSOE e IU se dedican en la Junta de Andalucía a preparar pancartas. Los señores de la Junta sólo saben hacer tres cosas: echarle la culpa de todo a Rajoy, ocultar las tramas de los ERE y en convocar manifestaciones. Con eso lo arreglan todo. En lugar de soluciones, sólo proponen confrontaciones. Y además de ello, no respetan las instituciones. Después del bochorno de sumar al Parlamento a la última huelga, pervierten el sentido de la celebración del 28-F convirtiéndolo en un festival de pancartas sectarias. Sencillamente impresentable.
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