José María Pemán y Andalucía

José María Pemán y Andalucía

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23:01 • 23 feb. 2013

Andalucía es la región más extensa de España. Tiene 87.300 km2. Rebasa en superficie a algunas naciones europeas. Ha sido una de las civilizaciones más antiguas de Europa, porque se encuentra entre dos continentes y bañada entre dos grandes mares. Ante su gran extensión territorial y variedad geográfica, económica, cultural y antropológica, se ha resaltado la existencia de dos Andalucías: La Andalucía Occidental y la Andalucía Orienta, o la Baja y la Alta. Siguiendo al profesor andaluz, Domínguez Ortiz, en su libro “Andalucía ayer y hoy”, dice que se ha hablado de hasta tres Andalucías, pero que realmente las comarcas de Sierra Morena están integradas en Andalucía Occidental. José Mª Pemán, con gran expresión literaria afirma: “Andalucía es como una síntesis de todos los paisajes posibles del universo: Se parece a Suecia en Cazorla, a Tierra Santa en Almería, a Suiza en Granada, y a Puerto Rico en Cádiz”. Destacados intelectuales mantienen discrepancias al enjuiciar globalmente la región andaluza, destaco:  Ortega y Gasset, Clavero Arévalo, Caballero Bonal, Castilla del Pino, Blas Infante, Machado Álvarez, Jiménez de Parga, Cazorla Sánchez y Gallego Burín.


    No obstante lo expuesto anteriormente, deseo resaltar la concepción optimista que ha manifestado José Mª Pemán a través de su gran labor literaria sobre Andalucía a diferencia de la perspectiva pesimista de Ortega y Gasset. Es oportuno recordar que además de gaditano de nacimiento, Pemán fue un andaluz castizo que se interesó por los temas humanos y culturales de Andalucía. Siguiendo al gran médico y escritor Laín Entralgo, en la conferencia que dio en Cádiz: “La Andalucía de Pemán”, transcribo cinco rasgos básicos: 1) Que lo decisivo de Andalucía es su peculiar modo de vivir; una manera característica de entender la existencia humana. 2) La sobriedad de los campesinos, flexibles como juncos, que comen unas cucharadas de gazpacho. 3) La elegancia ceremonial en los gestos, aun en el pueblo mismo, el garbo del traje corto. 4) El individualismo bravo que no concibe el baile de conjunto ni el coro de orfeón. 5) El espíritu crítico, burlón y experimentado, que reacciona con coplas, refranes y apodos.


    Solamente me extenderé en lo referente a los apodos, por su gracia y agudeza popular. Pemán relata entre otros, los siguientes apodos: “El desempeñao”; es un empleado de la caja de ahorros que se casa con una ricachona y se estableció de comerciante. “Las huerfanitas”; eran dos hermanas jóvenes, modositas, que siempre paseaban con sus padres. El solterón que un día vuelve al pueblo casado con una mujer corpulenta y más alta que él, y los vecinos al verlos, dicen: “Y que don Manué viene viudo”. Finalmente, “Don Julio y parte de Agosto”; que lo llamaban así porque era el más alto del pueblo. 




     Los referidos apodos me recuerdan algunos de mi pueblo, Macael, en la época de mi niñez y juventud. Citaré solo tres: “Pedro el Remendao”; era la persona mejor trajeada. “Juana la Apañá”; era una mujer fea y mal vestida. “Luis Caracostero”; había padecido la enfermedad de la viruela; la pieza de mármol llamada “costero”, es un tablero con granos y agujeros, no pulimentado.






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