Una promesa es una promesa: Acabemos con la violencia contra la mujer”. Este es el lema que ha elegido este año Naciones Unidas, en el Día Internacional de la Mujer. ¿Pero hay algo que celebrar? Las cifras son escalofriantes, datos de la ONU: 7 de cada 10 mujeres sufrirá algún maltrato a lo largo de su vida; 2 millones al año son víctimas de mutilación femenina; en algunas partes del mundo una niña tiene más posibilidades de ser violada que de aprender a leer; 800 millones de personas no saben ni leer ni escribir, dos tercios son mujeres; 603 millones de mujeres viven en países donde la violencia doméstica no se considera delito. 2 millones de niñas entre 5 y 10 años son vendidas y compradas como esclavas sexuales. “El derecho a una vida libre de violencia, es un derecho universal que debemos de proteger”, dice Michelle Bachelet. Es un hecho que las mujeres que carecen de poder económico son más vulnerables a la violencia, por tanto, el empoderamiento económico es esencial. Aunque parezca lejano, tenemos el deber de recordar que en 1908, 40.000 costureras industriales se declararon en huelga demandando el derecho a unirse a los sindicatos para tener mejores salarios, una jornada laboral menos larga, y para rechazar el trabajo infantil. Durante la huelga, el 8 de Marzo, 129 trabajadoras murieron quemadas en un incendio: ¿Hay algo que celebrar?
Los recién publicados datos del paro en España son alarmantes para la ciudadanía, pero en particular, para la mujer. Se ha duplicado el paro femenino durante la crisis, encabezándolo entre los países europeos: el 25% de las mujeres europeas en paro son españolas, los datos son más alarmantes entre las jóvenes; la diferencia entre el salario del hombre y la mujer es del 22,55%; además nosotras trabajamos más horas por menos dinero; España ocupa el puesto número 75 de 135 países en el Índice Global de Diferencias de Género. Las políticas que está llevando el gobierno español agudizan la precarización laboral de la mujer y, cómo ha denunciado EQUO, porque comprometen el futuro de las mujeres como personas autónomas, y por lo tanto, desde EQUO pedimos que haya un cambio de política económica y compromiso de toda la sociedad, incluidas las organizaciones sociales y políticas, las instituciones y gobierno. ¡Nos están condenando a ser más vulnerables contra la violencia! No hay aún estudio, pero está confirmado que existe maltrato en la vejez, que es silenciado por las víctimas e instituciones que no le asignan recursos. Mujeres sufren maltrato prolongado, sin recursos, posiblemente sin experiencia laboral, y que además ha perdido la autonomía por las limitaciones propias de la edad, y que, difícilmente se atreverán a hablar del maltrato que padecen, porque si denuncian: ¿quiénes se hacen cargo de ellas? ¿Qué lugares las acogerían? ¿Tenemos algo que celebrar?
“Hoy como ayer las jóvenes harán lo que quieran, y no podría ser de otro modo, pero seguro que unas cuantas, las suficientes, seguirán tomando el testigo del feminismo y ellas, como en su día las sufragistas, las socialistas y las radicales, ellas cambiarán el mundo”, dice la filósofa española Ana de Miguel. Soy quien soy gracias a otras mujeres que lucharon, sobre todo se lo debo: a mis hermanas, a mi madre, y a mi abuela. Como dice la cantante, Angelique Kidjo: “Quiero que las niñas puedan soñar alto”, y esto sí que lo celebraremos.
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