Internacional

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Kayros
23:35 • 08 mar. 2013

El interés de una noticia está en relación con la cercanía del lector. En provincias son escasos los periodistas que se dedican a la vida internacional,  seguramente por miedo a que el director  les diga, oye, majos, esto no lo mira nadie. Desde esta perspectiva, son más trascendentes las venidas a Almería de Javier Arenas que seguir con ojo avizor las locuras nacionalistas fin del mundo del Gobierno de Corea del Norte. ¿Saben ustedes la noticia más estremecedora de este fin de semana? Héla aquí: “Pyongyang amenaza a EE UU con un ataque nuclear”. Aquí andamos noche y día con el “bárcenagate”, la huelga de Iberia y las sucesivas mareas callejeras, pero por ahí fuera no se andan con bromas. Seguimos creyendo que si se desencadenara una guerra mundial los tanques se detendrían poco más allá de Huércal Overa y esto es una patochada; Algunos no han caído todavía en la cuenta de que vivimos en plena globalización, ya no hay distancias ni en el espacio ni en el tiempo, y muchos de los males que sufrimos tienen su origen bien lejos de aquí. Por lo tanto miremos algo más el horizonte aunque sea con catalejo. Cifrar la esperanza del mundo en que los coreanos carecen de tecnología para una guerra nuclear es mucho esperar. 


Tal vez las pruebas nucleares enciendan el espíritu imperialista y hagan el milagro. En cualquier caso bien poco se puede esperar de un pueblo armado hasta los dientes y educado en odio al vecino. Todo el pacifismo de Einstein y de Bertold Russell se estrella aquí ante la estupidez guerrera. Si se pensó en un tiempo            que los átomos debían  ser para la paz, aquí sobrevolando  Hiroshima y otras catástrofes inolvidables, los  gobiernos coreanos vienen  creyendo otra cosa. ¿Y quién puede vivir al margen de este enorme suceso por muy entretenido que esté son los toros, las fiestas de primavera  y los dulces de Semana Santa?







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