A muchos almerienses nos resulta familiar la figura de este juez, hoy presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Le vimos, años ha, formar parte de nuestra vida de ocio recorriendo la geografía provinciana amén de los trabajos específicos de la judicatura. Pero donde su nombre adquirió fama internacional fue en el macrojuicio del 11M. No fue fácil aquello. La sociedad española andaba dividida igual que ahora entre los que querían anteponer el terrorismo de ETA al que estuvo sentado en el banquillo no sin un inmenso trabajo de recogida de datos. Y fue necesaria mucha serenidad y mucha astucia para sacar adelante una sentencia que tuvo poderosos detractores especialmente los del sector de la prensa afín a la derecha. Hoy Gómez Bermúdez es noticia por un empeño no menos arduo. Acaba de admitir a trámite la querella de Izquierda Unida por la supuesta contabilidad B del PP. Este auto supone llamar a declarar a los empresarios del caso Bárcenas, escuchar a los donantes y luego citar a los políticos que supuestamente recibieron los sobres ilegales. Gómez Bermúdez no cree necesario de momento llamar a Rato, Acebes y Trillo hasta que no se aclaren los fondos opacos recibidos por los exaltos cargos, pero todo se andará. Otro objetivo de Bermúdez es analizar la posible relación entre los apuntes contables del extesorero con la trama corrupta de Gürtel al mando de Correa. Se prevé una gran batalla jurídica. El PP posiblemente recurrirá a la demora controlada para que venza el plazo o también al defecto de forma que tan buen resultado le dio con Naseiro y otros zafarranchos. Yo espero que no ocurra como con Garzón y que el único culpable sea el juez Bermúdez. Ya dije aquí alguna vez que la derecha tiene jueces y abogados para llenar veinte camiones cisterna. Esperemos que triunfe la justicia y no solo el instrumental jurídico.
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