Carlos Sánchez, concejal portavoz del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Almería, ha llamado de todo menos bonica a la concejala socialista Clara Inés Rodríguez. Dice de ella que utiliza “invenciones o fantasías”, que “evidencia desconocer cómo se gestiona, se interpreta y se hace un presupuesto municipal”, que “mezcla el desconocimiento y la falta de aplicación con la demagogia...” Es, por ello, remata el joven portavoz, tanto Clara Inés como sus compañeros, “un auténtico peligro público”.
¿Y tanta agresividad por qué? Pues porque, según el concejal, ni Clara Inés ni sus colegas de partido saben lo que es un superávit técnico.
No he podido evitarlo: me he ruborizado al leer el artículo de Carlos Sánchez. Yo, lo confieso, tampoco sé qué es un superávit técnico. En parte es lógico, pues mis conocimientos matemáticos se limitan a las cuatro reglas y poco más. Sí sé, porque es muy elemental, qué es un superávit (“en la Administración Pública, exceso de ingresos sobre los gastos”, que dice el diccionario) y, por ende, un déficit. Pero un superávit técnico, como que no. Obviamente, a mí Carlos Sánchez nunca me va a decir, por ello, lo que le ha dicho a su colega. Por dos razones: porque no soy concejal y porque ni siquiera soy ciudadano de la bonita ciudad que representa.
Pero, qué cosas, me pica la curiosidad. ¿Qué demonios será un superávit técnico? Google, bien administrado, en situaciones como ésta, a mí siempre me echa una mano. No ha sido el caso. He marcado en el sabihondo buscador superávit+técnico y me ha remitido a un artículo de Jose Fernández, publicado en este mismo medio, que parece una réplica del artículo de Carlos Sánchez. Vaya lío. Así que no me queda otro camino que exclamar: ¡Ánimo, Clara Inés, que en este mundo de ignorancia, ya ves, no estás sola!
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