Hace ahora un año, los andaluces votaron por el cambio; votaron mayoritariamente al Partido Popular. Incapaces de asumir su derrota y dejar gobernar al partido más votado, PSOE e Izquierda Unida forzaron un pacto de gobierno destinado a evitar perder los privilegios del poder, aún a costa de torcer la voluntad mayoritaria de los votantes andaluces. Un año después de esa maniobra, el bipartito PSOE-IU se ha confirmado como la peor y más lesiva coalición de poder de cara al futuro de Andalucía. El pacto de perdedores se ha revelado como un costoso e ineficaz experimento, que ha acreditado con creces su incapacidad para resolver los problemas reales de las familias andaluzas. En un año de gobierno del Bipartito PSOE-IU en Andalucía, la situación ha empeorado, la crisis es más profunda, hay más personas en paro, más familias sin ingresos y se han producido importantes recortes sociales, educativos y sanitarios. Pero eso no es todo. La acción de la Justicia está comenzando a desvelar, sin paliativos, la dimensión real del lodazal ético en el que asienta sus cimientos este régimen de socialismo andaluz apuntalado por el comunismo trasnochado. Y así, además de por nuestras lamentables y destacadas cifras de desempleo y desatención sanitaria y educativa, Andalucía encabeza las referencias de los casos de corrupción, con una trama de saqueo institucional amparada por la propia Junta a través de una red de ERE falsos para beneficiar a los amigos del PSOE. Y a medida que la acción judicial va poniendo en su sitio las cosas y buscando el acomodo que merecen algunos delincuentes, cobra cuerpo el argumento que hemos sostenido desde el Partido Popular desde el inicio del caso: no eran cuatro golfos, sino un enorme fraude propiciado por la Junta de Andalucía. Esta realidad pone en evidencia, además, la vergonzante farsa de la comisión de presunta investigación aliñada convenientemente por PSOE e IU para hacer pasar por allí a personas que, significativamente, a pesar de salir airosas de esa comisión, han acabado dando con sus huesos en la cárcel. Puede que PSOE e IU hayan podido hasta ahora, abusando de su rodillo parlamentario, acallar o poner sordina a las justas reclamaciones que a este respecto hemos venido manteniendo desde el Partido Popular Andaluz con Juan Ignacio Zoido a la cabeza, pero afortunadamente, no parece que vayan a poder maniobrar contra la acción de los juzgados. La Justicia está poniendo de manifiesto las falsedades del Gobierno bipartito. La trama de los ERE falsos es el mayor caso de corrupción de la democracia por la cantidad expoliada y por la cualidad del dinero defraudado, destinado a los parados andaluces y que ha ido a los bolsillos de empresas, comisionistas y amigos del poder socialista. Y lo que Griñán no puede seguir haciendo es mirar para otro lado. Griñán es la clave del Gran Escándalo Andaluz porque en su calidad de consejero de Hacienda y de Presidente, no sólo estaba al mando, sino que además desoyó hasta quince veces los avisos de ilegalidad de la Intervención General de la Junta
De toda esta situación sólo cabe extraer una lectura: los andaluces votaron por el cambio y es cierto que hemos tenido cambio, pero a peor. Por imposible que parezca, la acción conjunta de PSOE e IU ha conseguido ahondar la profundidad de la crisis económica y moral de Andalucía. Por eso, un año después de las Elecciones Autonómicas, se hace más necesario que nunca el cambio en Andalucía porque el bipartito sólo ha acrecentado el paro, la corrupción, la confrontación y, por encima de cualquier otra consideración, la certeza de que con ellos es imposible salir de la crisis.
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